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Sociedad

Fez, un paseo por la Edad Media

 

Olga DIANA

Fotos: Juan María López Martínez

Fez (Marruecos)

Después de algunos viajes por Marruecos, me gustaría compartir con vosotros cómo ha sido esta última aventura en el país vecino.

Aterrizamos en el aeropuerto de Fez, otro año más para conocer no sólo la cultura de un país fascinante, es un viaje que nos despierta los sentidos, es así como se podrían definir, no es un turismo típico, es turismo sensorial.

Hay que hacer especial hincapié en su gastronomía, en pocos países hemos disfrutado tanto como en Marruecos, sus pasteles, sus pinchos, pero lo mejor el cous cous y el tajine, insuperables. Si os aventuráis a visitar este país y sabéis dejaros llevar, os aseguro que no os arrepentiréis, es un lugar mágico.

Nuestra andanza comienza en  una de las puertas de la Medina, diría que la más famosa y a la vez la más bella. Cruzar la puerta de Bab Bou Jeloud es realmente mágico. En sólo unos pasos dejamos atrás el siglo XXI y nos encontramos inmersos en la Edad Media.

Atravesar este arco es entrar en un laberinto de calles llenas de recodos, curvas, callejuelas …, entras en un sin fin de sensaciones que sólo puedes vivir aquí.

El aroma de las especias, los colores de sus tenderetes y el olor que desprendes los puestos callejeros de comida, todo esto es algo que no se puede contar, hay que vivirlo.

En la Medina se compra, vende, regatea, socializa. Aquí se despiertan todos  tus sentidos por completo, nuevos olores, sabores y sonidos.  Tenderos, burros transportando grandes paquetes, niños jugando a la pelota, trabajores del cobre. Es fascinante verlos trabajar en la plaza Seffarine mientras tomas un té. El sonido de los martillos golpeando el cobre, y ver como de forma artesanal crean maravillosas piezas.

La Medina data del siglo VIII, y dicen que está compuesta por trescientos barrios y más de nueve mil callejones, todos los barrios  tienen algo en común, una  escuela, una mezquita, un horno, una fuente y un hamman. Aún podemos ver cómo llevan la masa del pan a los hornos y el olor que desprenden vuelve a transportarnos al pasado.

 

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Nueve mil callejones, casi diría que hay más, pero no creo ni que los propios habitantes de Fez lo sepan. Es muy fácil perderse, pero no por ello angustioso, forma parte del viaje.

Las dos madrazas mas importantes de Fez-El-Bali son las de Bou Inania y Attarine, son antiguas escuelas coránicas. Aunque para mi, sin duda el edificio más bello de la Medina es el Mausoleo de Mulay Idris, está prohibido el acceso a no musulmanes, pero desde la puerta se puede apreciar toda la belleza que desprende.

Una de las cosas que más nos sigue llamando la atención es la llamada al rezo, desde los minaretes de las mezquitas el muezzin,  convoca a los creyentes a su momento del rezo. Es muy relajante escucharlo sentada en uno de los tantos cafés. No sabemos que están diciendo, pero  es como una melodía que te atrapa.

Fez es una ciudad maravillosa y moderna, y en sus entrañas tiene una medina anacrónica que te transporta a épocas pasadas. Marruecos es un país especial, aunque sigue siendo el gran desconocido, pero el que prueba, repite.

Hasta el próximo

 

 

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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