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Arahal

Un huerto ecológico convertido en terapia

La Asociación Alzhei-Arahal desarrolla un nuevo proyecto para que sus 20 usuarios recuperen una actividad que la mayoría ha realizado en su niñez

Manuel riega los tomates cherry pero lo que más le gusta es cantar fandangos. Por eso cuando termina con su tarea diaria en el patio del centro de atención a personas con distintas demencias a cargo de la Asociación Alzhei-Arahal, se arranca con letras flamencas que hablan de amor, de orgullo, de valores. Los demás usuarios lo escuchan porque estas letras y sus conversaciones junto al huerto ecológico los invitan a relacionarse y contar mil historias de sus vidas pasadas. Pero no es la única ventaja de esta actividad.

“Riegan y recogen la cosecha diaria que se comen aquí o se llevan a sus casas. El huerto ecológico desarrolla su estimulación cognitiva, la mayoría de los usuarios se ha criado en el campo”, explica la psicóloga del centro, Norma Torres. También les sirve de ejercicio físico porque los obliga a levantarse de la silla, prestar atención, agacharse para regar. Y, lo más importante, es una actividad al aire libre con la que consiguen relacionarse entre ellos.

Recuerdos con idiosincrasia

El huerto ecológico y terapéutico de Alzhei-Arahal es un proyecto que llevan años presentando a la Fundación Santander. Por fin, han podido hacerlo realidad, con el dinero han comprado las jardineras y las plantas. El Ayuntamiento de Arahal ha completado el proyecto instalándoles un toldo que les da sombra durante la hora que cada día ocupan en el cuidado del huerto.

Manuel, Eulalia, Juan Luis, Antonio, Patrocinio, Pepe, Francisco, Josefa, José Manuel, Paco esperan el turno para regar sentados hablando de sus recuerdos. Después se mueven entre calabacines, pimientos de asar, tomates cherry, fresas, tomates rosas, calabaza, habichuelas y varias variedades de flores y árboles. Todo con la ayuda de Norma y de dos técnicas de Atención Sociosanitaria, María del Carmen Sánchez y Laura López que los tratan con cariño y delicadeza, sosteniendo sus torpes e inseguros movimientos. 

Porque este tipo de demencias tiene días buenos, regulares y malos. Hay momentos en los  que están más perezosos y hay que despertar su interés. Y el huerto es una actividad que recuerdan porque los usuarios pertenecen a un entorno rural donde el contacto con el campo ha sido rutina durante su juventud o, en el caso de las mujeres, con las flores de su patio. Recuerdos con la idiosincrasia de pueblos que se ha recuperado con este proyecto.

Un huerto ecológico convertido en terapia

Cosecha de fresas que recogieron ayer en el huerto de Alzhei-Arahal

Centro de Día

Alzhei-Arahal presenta cada año proyectos de este tipo a distintas administraciones y entidades financieras con el fin de innovar en el tratamiento de sus usuarios. En la actualidad hay 20, de edades comprendidas entre 58 y 90 años. La enfermedad más habitual que padecen es alzheimer pero también hay usuarios con demencia producidas por el parkinson, demencia vascular y demencia frontotemporal. 

Su día a día es una lucha continua para conseguir fondos y seguir adelante con el centro. Un trabajo que es imprescindible para enfermos y familias que alivian durante las mañanas la atención de una dura carga sin descanso. Esta lucha se centra también desde hace años en conseguir que el lugar se convierta en Centro de Día, para conseguir plazas concertadas por la Junta de Andalucía y garantizar tanto el servicio como su existencia.

Respecto a la actualidad de estos trámites, Norma Torres cuenta que “hemos preparado toda la documentación para conseguir hacer realidad este proyecto, detrás del que llevamos muchos años, y está presentada en el Ayuntamiento de Arahal, que de momento no ha contestado”. Las instalaciones donde ejercen esta actividad es de propiedad municipal, está en el mismo edificio de la Guardería Gitanilla.

Llamamiento para conseguir un toldo

De hecho, en el mismo huerto terapéutico se pueden ver las etapas de la vida desde los primeros años. Cada día, el alumnado de dicha guardería sale al patio a la par que los usuarios de Alzhei-Arahal empiezan a cuidar el huerto, en aquellas horas de la mañana en la que el calor aún no se deja notar. Separados por una valla, mientras los más pequeños, vigilados por sus profesores, descubren el mundo jugando, los cuidadores del huerto musitan recuerdos al compás de los fandangos de Manuel y el riego de las verduras.

En estos días hacen un llamamiento urgente a la solidaridad de Arahal para poder ampliar la zona de sombra del huerto con un nuevo toldo ya que tiene que sentar a los usuarios dentro del mismo huerto, único lugar fresco del patio. Queda ahí esta petición que seguro tendrá respuesta por parte de los vecinos de la localidad. Al fin y al cabo, este centro está abierto a todas las familias que lo necesiten en cualquier momento de su vida y han sido muchas las que han pasado por el centro en sus 18 años de existencia.

Dicen que las plantas crecen si se les da cariño. Las de este huerto ecológico reciben cada día hasta cantes por fandangos que hablan de la misma vida.

“Con otro tú te divertías

y hasta le dabas dinero

y al que tanto te quería

le echabas leña al fuego 

tú que tanto le debías”

Un huerto ecológico convertido en terapia

Las profesionales del centro siempre están pendientes de los usuarios, ayudándoles en la actividad

Alzhei-Arahal recibe 24.000 euros de ayuda de la Obra Social de «La Caixa»

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