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Opinión

«Parler es el éxito de la polarización, el triunfo del maniqueo»

"Parler es el éxito de la polarización, el triunfo del maniqueo"

Un día ha durado mi cuenta de Parler y sigo sin entender cómo la gente acepta estar supeditada a varios multimillonarios yanquis que se han asociado para mantener un monopolio supranacional de una determinada ideología. Y, sinceramente, lo que haga Trump, me importa lo mismo que nada. Es más, me parece un ser peligroso, al que no me gustaría tener cerca. Pero el golpe posmoderno que asfixia de forma silenciosa a la libertad en el siglo XXI, no es ya una cuestión de políticas, sino de éticas. No se trata de izquierdas frente a derechas. Se trata de buenos contra malos. O consumes la mercancía totalitaria de los buenos, o no tienes derecho a pensar.

Hace años que sostengo la idea de escribir una obra distópica, pero los acontecimientos no me lo ponen fácil, y para sacar un análisis exagerado de la realidad, con tintes futuristas, basta con dejar pasar el tiempo.

Orwell y «1984»

Hablar de “1984” puede parecer, a estas alturas, un cliché repetitivo del que he comenzado a huir. Por eso me parece más fascinante reseñar el análisis posterior. No deja de ser extraordinario observar cómo numerosos intelectuales empuñados al grito de la libertad, y la moral, como estigmas políticos de izquierdas/derechas per se, recomiendan su lectura. Orwell fabricó un texto capaz de agrupar a imbéciles, y no tan imbéciles, de cualquier bando. A odiadores, y a odiados, bajo la bandera de la razón. Tal vez no exista mayor, ni mejor, distopía que esa.

Independientemente del cierre de la plataforma Parler –al parecer han expulsado su servidor por parte de Amazon-, su aparición ha supuesto un revuelo social importante. El hartazgo de una parte noble de la sociedad mundial hace que la censura vuelva a sobrevolar sobre cada uno de nosotros. Porque si una plataforma de opinión, en pleno siglo XXI, ha sido cerrada,  lo que está en peligro no es la red social, sino la libertad de pensamiento.

El poderoso, pese a que tiene todos los instrumentos a su alcance, no soporta la carcajada desordenada de la libertad. Porque el poder conoce su autoridad, y esta no proviene de las auctoritas, el respeto del pueblo al buen gobierno por ejemplo, sino del autoritarismo y la imposición. A la censura se le burla. Se le ha burlado siempre a lo largo de la historia. Y es ahí, en la libertad y la valentía –incluso en el chiste- de todos los ciudadanos, donde el pensamiento totalitario encuentra un deseo de humillación, y nerviosismo.

Parler, el éxito de la polarización

La censura nunca calla. Y si te apartas de la estupidez, entenderás que tanto la izquierda, como la derecha, tienen mecanismos de reprensión extremadamente certeros. Por ello su movimiento es siempre bidireccional, y su mayor éxito es hacernos creer que no existe.

Parler es el éxito de la polarización (muchos la tachan de la red social de la ultraderecha), el triunfo del maniqueo. Las redes sociales supusieron un trampolín a la libertad de pensamiento. Hasta hoy. La corrección política, y la guerra cultural hacen que la visión social se vea empujada a blanco, o negro. No existen grises. Cualquier cosa que digamos nos puede retratar como archienemigos de unas personas con las que a buen seguro estaríamos de acuerdo en muchas más cosas.

Por ello la división general es una falsa vía de escape para evitar la fractura de una sociedad que ha fracasado en todas sus lecturas. Necesitamos espacios digitales de izquierdas, y de derechas. Y así funciona todo este colectivismo posmoderno. Quizá llegue el día en que las mujeres caminen por una acera, y los hombres por otra; solo tendremos amigos del mismo equipo, y nuestras relaciones personales se darán entre individuos de una misma ideología. Es la era del maniqueísmo. Un espacio donde lo más importante es saber cuáles son tus siglas, que la clase de personas que eres. La ideología, no solo ha triunfado por encima de la ética, sino que la ha absorbido.

Votantes transformados en fans

El cambio generacional es una realidad. Vivimos una época extraña, y complicada. Ya veremos si Parler ha sido una pulsión en defensa de un ideal, o una base en la que construir un plan digital de convivencia donde podamos expresarnos libremente. Complicada opción esta última.

Lo cierto y verdad es que muchos ya han sido convertidos en símbolos de las luchas ideológicas. Siervos de las cruzadas de líderes políticos populistas. Votantes transformados en fans. No son conscientes de que lo último que quieren nuestros representantes, cuando todo esto ha sucedido, es que sus súbditos abran la boca. No pretenden que reflexiones, sino que lo hagas como ellos.

Es más sencillo: si un líder está dando su opinión sobre lo que tú tienes que sentir, sobre qué ideal es bueno, y qué otro es malo, sobre lo que debes opinar ante determinados movimientos, no está defendiendo tu libertad, realmente, te la está arrebatando.

 

«La crítica es la mayor estafa que te vende una línea editorial que depende de una inyección económica, y del gobierno de turno»

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