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Sociedad

La leyenda (verdadera) sobre las huellas de Ciudadano Kane en Sevilla

Fermín Cabanillas/Gerena (Sevilla)

Seguro que alguna vez se ha preguntado si la inmortal película de Orson Welles ‘Ciudadano Kane’ estuvo inspirada en alguien real. Fue tan real, y la historia es tan curiosa, que la última descendiente del magnate que inspiró la cinta terminó viviendo en Sevilla, donde falleció el 16 de noviembre de 2011. Se llamaba Joanne Hearst Castro, y encontró la tranquilidad y la comodidad para vivir en la finca ‘La Caprichosa’ de la localidad de Gerena.

La finca, de hecho, sigue en pie, aunque fue vendida dos años después de su muerte a un magnate mexicano por 3,9 millones de euros poniendo punto final a la última huella de «Ciudadano Kane» en España.

La propiedad fue adquirida en 1984 por la nieta de Wiiliam Randoplh Hearst cuya trayectoria inspiró a Orson Welles en 1941 para hacer la película, y la idea inicial de esta mujer era comenzar la cría de caballos. Nadie en el pueblo sabía quién era la señora que puso de nombre «La Caprichosa» a su nueva adquisición.

Murió igual que el personaje

Quien haya visto la película, si recuerda la primera escena, entenderá que hay cosas difíciles de explicar. Las circunstancias de la de muerte de Joanne recuerdan al fallecimiento cinematográfico de su abuelo que realizó Orson Wells. Fue encontrada muerta por una de sus sirvientas en la mañana del 16 de noviembre de 2011 al ir a despertarla, exactamente igual que el gran director retrató el hipotético fallecimiento de su abuelo en el mismo año en que ella nació.

Joanne (Juana o doña Juana para los vecinos) vivió 27 de sus 70 años, en Gerena rodeada de cierto halo de misterio hasta que falleció, y durante este tiempo hizo muchos amigos, dio trabajo, pagaba cada año el alumbrado de las Fiestas de Navidad e instauró un premio de 3.000 euros a la casa mejor adornada.

Doña Juana se preocupaba por sus vecinos y contrataba a la banda de música de Gerena para que tocase cada primavera en la fiesta de cumpleaños de su nieta.

El impresionante cortijo de la finca fue construido por el arquitecto Aníbal González, famoso por numerosas obras en la capital hispalense como el Pabellón Mudéjar, el Pabellón Real y el Museo Arqueológico, aunque su propietaria falleció sin sacar adelante una de sus más obsesivas ideas: la de recuperar su plaza de toros original y darle uso.

Verónica, que regenta una peluquería en el municipio, tiene incluso algunos regalos de la que fuese su clienta muchos años, como una reproducción de la fotografía «Lunch atop a skyscraper» (Almuerzo sobre un rascacielos), que Juana le regaló como premio a su trabajo.
Doña Juana, en definitiva, llegó a Gerena atraída por la posibilidad de hacer negocios con los caballos y tener intimidad al mismo tiempo, y la cercanía a Sevilla y a su aeropuerto, permitía viajar a Estados Unidos siempre que era necesario.

Tras una intensa búsqueda en las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, encontró «La Caprichosa», y sus 152 hectáreas le dieron todo lo necesario para vivir como había planeado.

La finca terminó en manos de un empresario mexicano, una venta que, inicialmente, comenzó con un precio de salida de 6,5 millones de euros, para rebajarlo posteriormente a 4,5 y terminar con los 3,9 citados.

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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