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Carnavales

El Carnaval de Arahal, ¿herido de gravedad?

Reducción de agrupaciones participantes, desaparición de chirigotas locales, eliminación de la figura del pregonero, butacas libres para buena parte de las sesiones y un menor ambiente en el pasacalles y el Domingo de Piñata: motivos que hacen pensar que las carnestolendas en la localidad se encuentran de “capa caída”.

A. Solano /AION

Justo cuando acaba de cumplirse una década de su nacimiento, el Carnaval de Arahal pasa por uno de los momentos más complicados en su corta vida.

Así lo muestran y de esa forma lo expresan una parte de los que contribuyeron a crear una fiesta con poca tradición en el municipio pero que, sin embargo, despertó rápidamente gran interés en un sector de la población que cada vez se hacía más grande y que experimentó su mayor esplendor con la inauguración del Teatro Municipal (2014) y con el récord de agrupaciones participantes en el Concurso al año siguiente (con un total de 37).

La expectación iba “in crescendo” año tras año, quedándose pequeño primero el Centro Cívico y después el nuevo edificio municipal. Largas colas se formaban en la Casa de la Cultura para obtener una preciada entrada para el Concurso, que ha visto como el número de chirigotas y comparsas que pisaban las tablas venía reduciéndose edición tras edición desde 2015, hasta llegar a las 25 actuales.

Cierto es que los fieles carnavaleros han vuelto a madrugar y a desafiar al frío este año para conseguir una plaza en el coliseo arahalense. No obstante, es también una realidad patente que la demanda ya no es la que era. Lo demuestra el aspecto del patio de butacas, con muchas de estas vacías en la mayoría de las sesiones. Para el alcalde Miguel Ángel Márquez, la fiesta «ya está consolidada y no tiene marcha atrás», pero es una evidencia que el interés ha aminorado, incluso en aquellos en los que los primeros años fueron partícipes y protagonistas de la ellas.

La delegación de Festejos, organizadora del evento, solo ha colgado el cartel de “no hay billetes” en dos de los cinco días de concurso (última semifinal y final), algo impensable no hace mucho. De hecho, algunos de los asistentes manifestaban con sorpresa cómo habían logrado el bono hasta 48 horas después de ponerse a la venta.

Quizás la no participación de diversos grupos locales ha tenido parte de culpa en ello. Arahal llegó a contar un lustro atrás con hasta 5 chirigotas, lo que generaba el interés de amigos y familiares de los componentes para acudir al Teatro y ver y apoyar a los suyos.

De todos ellos, solo se ha mantenido “Los Informales”, grupo que empezó la fiesta y que ha sobrevivido hasta entonces. En esta edición, saliendo con “Los Ruinas”, chirigota que ha vuelto a obtener un controvertido cuarto puesto que ha causado las desavenencias entre buena parte de la afición carnavalesca y que ha hecho despertar los rumores de la no participación de esta chirigota en la próxima edición del concurso.

Este desacuerdo con las siempre difíciles decisiones del jurado o el insuficiente apoyo han provocado, entre otras causas, la desaparición de la mayoría de estas agrupaciones locales.

Un aniversario casi desapercibido

El Carnaval llegaba este año a su década de vida, una fecha significativa que no ha terminado de ser todo lo especial que muchos aficionados esperaban.

En esta edición, por ejemplo, no ha habido pregón como el pasado año. La delegación de Festejos ha decidido prescindir de él en el programa de actividades, decisión que algunos no han visto bien. Durante las sesiones de concurso, la organización determinó invitar a una agrupación para abrir cada jornada y seguir confiando en el ingenio y el desparpajo del presentador David Cintado, que con la ayuda de la Escuela de Danza de Arahal montó un gran espectáculo musical para la final. En esto se quedaron los actos para celebrar esta efeméride.

Más allá de las puertas del Teatro y una vez finalizado el concurso de coplas, llegaba el “carnaval de la calle”, ese que realmente disfrutan y viven los amantes de la fiesta.

Sin embargo, el tiempo y la poca afluencia de público han deslucido un pasacalles y un Domingo de Piñata que nada tiene que ver con el de antaño. El sábado, 6 carrozas recorrían las calles de la localidad en un desfile lento, frío, sin ritmo y, sobre todo, sin gente disfrazada, más allá de las que iban subidas sobre unas llamativas y bonitas carrozas.

A pie, apenas se vieron grupos de amigos y familiares disfrutando de una cabalgata que, para muchos, se paró demasiado en algunas calles hasta llegar a la Caseta Municipal, que tampoco tuvo la asistencia de público esperada.

Ya el domingo, la lluvia hizo que los más pequeños no fueran acompañados por muchos vecinos durante el desfile que partía desde El Ruedo y que las agrupaciones ganadoras, junto a la local, se tuvieran que desplazar a la Casa del Aire para volver a cantar sus coplas.

Sin embargo, durante la tarde dominical (ya con mucho mejor tiempo), tampoco se vivió ese ambiente especial propio del día de Piñata por los bares y establecimientos de la localidad.

Todo ello hace necesario pararse a pensar en las causas que está provocando este receso en la fiesta, justo en este momento en el que mayor es la repercusión y el seguimiento informativo. Es hora, por tanto, de analizar y, sobre todo, trabajar por parte de las partes implicadas para encontrar y profundizar en los motivos que está originando que muchos piensen y expresen frases como “esto se está muriendo”, «va para atrás» o “la fiebre del Carnaval ya pasó”.

Una tarea que pasa, sin dudas, por fomentar, impulsar y apostar con hechos y palabras por la verdadera fiesta de la libertad, esa que da voz al pueblo a través de pasodobles y cuplés al ritmo del 3×4.

25 agrupaciones participarán en el X Concurso de Carnaval

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