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Agricultura

La bajada de los precios de la aceituna añade incertidumbre y desesperación al sector del olivar

C. GONZÁLEZ

Arahal

La campaña de aceitunas no sólo está sufriendo las consecuencias de las altas temperaturas, sino la de los precios. O quizás ambas estén relacionadas. Lo cierto es que se han confirmado los rumores que durante los últimos días pasaban de un agricultor a otro, los precios de la variedad gordal, la primera en cogerse, han caído. Teniendo en cuenta que ya se consideraban bajos cuando abrieron los puestos donde se compra la mayor parte de la cosecha, 60 céntimos el kilo, un nueva bajada añade más incertidumbre al sector. 48 céntimos el kilo, cifra que se baraja ya, es definitivamente un precio que exprime de nuevo al agricultor.

Los representantes del sector dicen que la situación no es nueva, pero al perro flaco todo se le vuelven pulgas. A las malas previsiones de cosecha por la escasez de lluvia y altas temperaturas, se han unido los robos y los precios a la baja, que aunque a la variedad que más afecta es a la gordal, también hablan de la manzanilla en este sentido. A día de hoy, los 72 céntimos kilo que comenzaron pagando por esta variedad (depende del tamaño), se han quedado en 60 céntimos. Incluso estos precios varían según el lugar pero lo cierto es que todos han bajado. Y hay cuadrillas que se han reducido a la mitad y agricultores que han parado la campaña de verdeo a la espera de la de aceituna para molino.

Durante los primeros días de verdeo, los agricultores se dedican a coger las aceitunas gordales porque son las primeras en ponerse negras y, además, es una variedad que tiene muy poco rendimiento para aceite (de un 6 a un 8% frente al 20 o más de la manzanilla, casi siempre doble o triple que la gordal). Kilos y kilos han llegado a los puestos, algunos con el precio marcado, otros sin precio. El tamaño posiblemente de los primeros días era mejor, conforme disminuye, baja el precio.

El tamaño del producto, la ley de la oferta y la demanda (cantidad de aceitunas que hay en existencia) y la presión de las grandes empresas envasadoras sobre los intermediarios, juegan siempre en contra del agricultor. Incluso, a veces, es el mismo agricultor, obligado por circunstancias familiares o personales, es el que necesita malvender el producto. Esas circunstancias incluyen tener que pagar los gastos por anticipado de todo el año y mantener a una familia porque no dependen de un nómina ni de ninguna otra entrada de dinero.

Rafael Brenes, consultado por esta web, dice que es inhumano lo que están haciendo con el sector porque la incertidumbre en plena campaña y las malas previsiones acabarán con el producto. ‘No tengo nómina, ni pensión, mi familia come con lo que yo gane en el campo y tengo que pagar muchos gastos, a mi no me pueden hablar de esperar para cobrar la cosecha’. Ha empezado tarde la campaña y ya está pensando en dejarla parada y esperar que la manzanilla madure para aceite, mejor pagado y con menos gastos de recolección ya que no tiene que hacerse a macaco, sino vareando, con peines o vibradores.

El joven agricultor Francisco Rodríguez explica que los gastos de un kilo de aceituna cogida a macaco suponen 30 céntimos, a los que hay que sumarle los gastos de gasoil, productos fitosanitarios y mantenimiento del campo todo el año. La cantidad de kilos por día de trabajo recogida depende de cómo esté el olivo, si está más cargado o no o de la variedad, puede ir desde 150 kilos y llegar casi a los 300 kilos. Como todo en este sector, depende de distintos factores.

Cooperativismo, la unión hace la fuerza

Hay agricultores a favor del cooperativismo que aseguran que esta fórmula es siempre mejor para el agricultor porque defiende los precios. Así piensan tanto Francisco Rodríguez como Francisco Manuel Fernández, aunque aclaran que al sector le falta mucha información. Ambos son socios de la Cooperativa Labradores de La Campiña.

En Arahal sólo existe esta cooperativa, con unos 360 socios, que representan a una importante parte del total de agricultores. Los socios llegan a las instalaciones a dejar la aceituna y en 15 días pueden recibir un adelanto. Para adelantar el dinero la cooperativa pide un préstamo a un bajo interés que, les da ‘un respiro para continuar’, dice Francisco Manuel Fernández, responsable de la COAG en Arahal. 

En este sentido, Rodríguez explica que si se dejan en la cooperativa, cuando pasen unos meses que el mercado se estabilice, la misma aceituna gordal por la que ahora se está pagando 48 céntimos el kilo, aumente considerablemente de precio y el margen comercial que le quede al agricultor será mayor.

No obstante, a pesar de que las cuentas parecen claras y la unión hace la fuerza, en la cooperativa sólo entran unos 5 millones de kilos. Un año de buena cosecha la recolección en Arahal puede alcanzar 60 millones de kilos de aceitunas manzanillas y 20 de gordal. Este año disminuirá considerablemente a causa de las consecuencias de la sequía y al menos 70% se destinará a aceite. Por lo que la diferencia de kilos que sale con otros destinos es una ‘barbaridad’ para aquellos que están convencidos de que la defensa de los precios sólo será posible con la unión. ‘El industrial presiona y baja los precios, para aumentar su margen comercial cuando el mercado se recupere después de la bajada de la bajada que ellos imponen durante la campaña’, aseguran.

Sin embargo, dentro del sector hay una gran cantidad de agricultores que  prefieren vender la aceituna en los puestos antes que en la cooperativa. De hecho, la dispersión de la venta entre estos intermediarios es mayor. Aunque esto no quita que se quejen por el precio impuesto que ya consideran ‘miserable’. Pero en los puestos, explican, el pago es rápido. ‘Nadie sabe las circunstancias de nuestras familias y esperar para cobrar o hacerlo pagando intereses a un banco, no es defender al agricultor’, apuntan.

La aceituna es un producto perecedero. La variedad gordal no se puede dejar en el olivo, porque no es bueno para su mantenimiento, hay que cogerla sí o sí. La situación de la manzanilla es diferente porque tiene otra salida, el molino. Y aunque los precios no son superiores, los gastos bajan a 15 o 20 céntimos por kilo y además se recoge más cantidad de aceitunas por trabajador, dependiendo del grado de mecanización, según las cifras barajadas en el sector.

Las opiniones apuntan ya la necesidad de organizar reuniones de todas las partes implicadas, incluida la administración local. ‘Porque esto no puede seguir así, están estrangulando a los agricultores’. Y, además, aunque la sociedad no sea consciente, la actividad agrícola en Arahal supone sobre un 80% del PIB del pueblo. Por lo que si el sector va mal, afectará al resto de sectores, especialmente el de servicios. Y los jornales del verdeo no son los mismos que los de la campaña de molino.

Formación

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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