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«Cuando terminamos de limpiar, se puede beber en los muebles»

«Cuando terminamos de limpiar, se puede beber en los muebles». “No exigimos permanencia porque estamos seguros de la calidad y profesionalidad de los trabajos realizados. Pónganos a prueba durante dos meses”. Así de contundente es el mensaje que se puede leer en la web oficial de la empresa Limpiezas Ritoré, que sus responsables, María Luisa Borrachero y María Dolores Ritoré, llevan al extremo, asegurando que “cuando terminamos de trabajar, se puede beber de los muebles”.

Y no ha sido fácil, porque el próximo 2020 hará 20 años que se puso en marcha esta empresa, que tiene en su ADN la labor social que María Luisa y María Dolores realizaron durante varios años en el Distrito Triana-Los Remedios, una labor que, cuando terminaron de realizar, llevaron al ámbito empresarial, con el fin de poner su granito de arena a la hora de terminar con las cifras de desempleo que había en la zona de Sevilla en la que se mueven a diario.

Desde la calle Rodrigo de Triana

Así nació Limpiezas Ritoré, que tiene su cuartel general en la calle Rodrigo de Triana de la capital hispalense, pero extiende su trabajo a cualquier lugar donde se necesita en trabajo de sus 22 trabajadores, la mayoría mujeres, aunque cinco hombres forman parte también de su plantilla.

El personal de Ritoré no deja ni un solo rincón sin estar reluciente.

María Luisa Borrachero explica a AION Sur que su trabajo sólo tiene el límite que ellas mismas quieran imponerse. “Hoy día limpiamos absolutamente de todo: iglesias, colegios, oficinas, comunidades, edificios…”, no hay un lugar donde no se deje todo “para beber de los muebles” -la frase es de ella-, y lo dice orgullosa, igual que habla con un orgullo extremo de su persona, y de los hombres que forman parte de su plantilla.

[coviran]

En un oficio que parecía reservado para mujeres, María Luisa pone el acento en que “los hombres son de lo mejor que tenemos”. Y lo dice poniendo en valor todo el trabajo global de la empresa, desde la primera mesa de la oficina hasta la última fregona.

En ese punto, hace historia. “La empresa empezó de la nada, con una idea inicial que teníamos, pero no habíamos desarrollado, porque antes habíamos estado trabajando en política, y pensamos en montar una empresa de limpieza para dar trabajo a las mujeres del barrio. Era una forma de, fuera de nuestra labor política, seguir ayudando a las mujeres del barrio que estuvieran en desempleo, y así nos pusimos manos a la obra a crear Limpiezas Ritoré”.

Limpian iglesias todo el año

Hoy día, casi dos décadas después de aquel paso adelante, su trabajo se extiende a cualquier lugar donde es preciso contar con algún tipo de limpieza. El universo, en ese sentido, es muy amplio, aunque María Luisa explica que uno de los elementos más llamativos pueden ser las iglesias, donde en estos días días se intensifica la labor.

La labor de limpieza de las iglesias se multiplica en estos días.

“Las iglesias se limpian todo el año, aunque es verdad que en estos días el trabajo es distinto, y hay que hacer limpiezas extras antes y después. No sólo por los días de las procesiones, sino porque cuando se va a acercando la Semana Santa hay una gran cantidad de gente que entra y sale y se ensucian mucho y hay que prestarles más atención”.

Al final, explica, “las iglesias son como una vivienda más a la hora de dejarlas relucientes, pero al ser más grandes hay que poner mas atención”.

Su socia, que con su apellido da nombre a la empresa, María Dolores Ritoré, pone el acento en que es “muy importante la coordinación del trabajo con la empresa y los clientes, porque si no existe una coordinación perfecta entre todos, el trabajo no sale hacia adelante”.

Los trabajadores, verdadero potencial

Ella, igual que María Luisa, muestra un orgullo extremo de sus trabajadores, que son “nuestra cara allí donde van”, porque “el éxito de la empresa es el contacto directo de empleados con empresa y empresa con cliente, si no es perfecta, el trabajo no va a salir por mucho que nos esforcemos, con independencia de que tenemos un encargado y un coordinador”.

Aparte de la labor en las iglesias, que en estos días es casi una constante, la empresa más grande en la que están trabajando es la constructora Horus, a la que dedican tres personas semanalmente, “aparte de que todas las obras que hacen las limpiamos nosotros”.

Una última reflexión para sus trabajadores, el verdadero potencial de la empresa. “Hace poco tuvimos una reunión con el personal y le di las gracias, y se las daré toda la vida. Si salimos de la crisis fue gracias al personal. Aguantamos todo lo que pasó en esos años gracias a ellos. Si cobraban el sueldo en tres partes, lo cobraban. Si alguna se quedaba sin cobrar un mes, se quedaban, y mediante su solidaridad y el trabajo de todo la empresa logró sobrevivir”.

Poco más se puede decir.

Periodista corresponsal de la Agencia EFE, El Correo de Andalucía, eldiario.es... entre otros medios. Cubre principalmente Huelva y Sevilla en varios medios radiofónicos y prensa digital.

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