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Salud

La poesía que es buena para todo

La poesía en los tiempos del cáncer. Hospital Virgen Macarena de Sevilla, séptima planta. Entre los elementos propios de un centro hospitalario, con ese olor a hospital que nadie sabe identificar bien pero que todo el mundo ha sentido alguna vez, ocho mujeres entran en un aula que nada tiene que ver con la salud, o quizás sí.

Son las ocho primeras participantes del “Taller de Escritura Creativa Poesía viva, Palabras en acción”, una forma de que la cultura, y más concretamente la poesía, entre en las vidas de estas personas para que, durante un tiempo, no piensen en la enfermedad, y sí en canalizar su estancia en el hospital en una actividad que les mantenga cuerpo y alma ocupados.

«Sentimientos y emociones»

Como explica Trinidad Modesto, la coordinadora del área de oncología del hospital sevillano, se está usando «poesía y literatura como medio de este expresión de sentimientos y emociones”, y, desde luego, la respuesta de la primera de las reuniones no ha podido ser más satisfactoria.

Y eso que el camino no ha sido fácil, porque ya hace unos tres que los poetas sevillanos David Eloy Rodríguez, Alicia Martínez y José María Gómez Valero plantearon por primera vez la posibilidad de sacar adelante algo así para pacientes de oncología, tras llevar a cabo experiencias con éxito en los hospitales también sevillanos de San Juan de Dios y El Tomillar, aunque en esos centros trabajaron con gente ingresada en la unidad de salud mental.

Carmen Martín, otra de las responsables de que la idea sea un éxito, recuerda que la idea se basa en que “en salud mental, ellos habían  visto que la evolución de los pacientes mejoraba bastante a la hora de afrontar la enfermedad, pero son profesionales, claro, y había que financiar la idea, de modo que inicialmente la tuvimos que aparcar”.

Fue entonces cuando apareció la hermandad de La Macarena, cuya basílica casi se ve desde algunas habitaciones del hospital, “y cuando les contamos el proyecto les pareció muy interesante, de modo que se hicieron cargo de financiarlo”.

Esta semana ha podido arrancar oficialmente el primer taller, con sus ocho primeros participantes, primeras, porque todas son mujeres.

“Sabíamos, entre otras cosas, que no podía ser muy numeroso, para que la enseñanza sea lo más útil posible, y ocho es el número ideal”, recuerda Martín, que se felicita de que en la poesía se estén amparando “gente con esta enfermedad, que en algunos casos son complicados, difíciles de afrontar y toda ayuda es poca”.

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Ellas se enfrentan ahora, además, incluso a cambiar conceptos que conocían de la poesía como básicos, como que “tiene que rimar”, una idea que les están cambiado sus profesores, que les cuentan algunos de los secretos del verso libre, ese del que han hecho una forma de vida autores como Luis García Montero, Julia Uceda, Ángel González y María Victoria Atencia.

Sus promotores, del colectivo ‘La palabra itinerante’, se han propuesto difundir cultura y salud, y sus alumnas están dispuestas a aprender y mejorar, todo uno en torno a esa séptima planta de ese hospital sevillano, en ese aula entre habitaciones, en ese lugar donde ahora huele a poesía, además a hospital.

Periodista corresponsal de la Agencia EFE, El Correo de Andalucía, eldiario.es... entre otros medios. Cubre principalmente Huelva y Sevilla en varios medios radiofónicos y prensa digital.

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