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El futuro de las relaciones sexuales

El futuro de las relaciones sexuales

La sexualidad, a pesar de ser algo plenamente instintivo y primitivo, algo que apela a nuestra parte más carnal y descerebrada, no deja de evolucionar. Desde que se lograron derribar los muros del tabú del sexo, la sociedad, aunque sigue siendo bastante reticente en general, es más abierta a la hora de hablar de él. A la hora de abordar las relaciones íntimas.

Algo ideal para las parejas y para las personas. Es un hecho que el sexo estrecha los lazos en una relación, sobre todo si parte de la comunicación, el deseo, la intimidad y la confianza mutua. Pero también lo es que ayuda al desarrollo personal.

Laura Morán, psicóloga y sexóloga, afirma que el sexo tiene efectos positivos en la musculatura, la piel, el pelo y hasta el sistema inmune. Contribuye a nuestro bienestar psíquico y físico a la vez que mejora el estado de una pareja, como decíamos antes. Desde luego, abordarlo sin tabúes es constructivo.

Pero no hay que olvidar que las relaciones íntimas ni son lo que eran, ni son lo que serán. Este mundo cambia, al igual que las personas que lo protagonizan. Y es que, con la liberación sexual de los últimos años, también se ha abierto la puerta a la evolución, a experimentar, a buscar nuevas sensaciones y nuevas prácticas con las que disfrutar del placer.

A la vista está con lo que ofrecen las tiendas especializadas en el sector erótico. Rara es la persona que no ha oído hablar de los succionadores o incluso de los mega masturbadores que hay a la venta para ellas; como también de los otros productos que hay para ellos. Porque así es el placer, siempre mirando a ambas caras de la misma moneda. Y siempre mirando al cambio, alimentado por la exploración y la curiosidad.

¿Hacia dónde van las relaciones íntimas?

Cada vez surgen más propuestas con las que experimentar y, sobre todo, hacer realidad esas fantasías de las parejas, y de las personas. Ya hemos mencionado los productos para ellas, pero lo cierto es que ellos tampoco se quedan atrás. Además de disfraces, ropa interior comestible o incluso juegos de mesa, productos como fleshlight han buscado dar un giro de tuerca al placer masculino.

Pero el futuro no se queda ahí. Las relaciones sexuales cada vez viran más hacia los nuevos frentes y, sobre todo, a las nuevas tecnologías. Sin perder ese toque íntimo, sin renunciar al contacto y al placer, ya están empezando a verse los primeros atisbos de lo que se conoce como sextech.

¿Y qué es el sextech? Este término tan propio del siglo XXI y de la era smart, baila sobre la difusa línea entre el sexo real y el virtual. De hecho, se plantea seriamente borrarla por completo para mezclar ambos mundos en un solo frente. ¿Es posible? Desde luego, según su filosofía, no solo es posible, ya está aquí.

Placer y tecnología, real y virtual

Aunque es una tendencia que terminará de explotar, según los expertos, dentro de 20 años, sus primeros pasos ya se están empezando a llevar a cabo. Una idea que empezó a materializarse en películas, pero, como se suele decir, al final la realidad acaba superando a la ficción.

Uno de los ejemplos más claros del sextech son las máquinas eróticas con inteligencia artificial. Su máximo exponente es Harmony, un prototipo presentado en 2018 y valorado en unos 15.000 dólares. Una máquina capaz de hablar, que recuerda los gustos de su “pareja” y que disfruta con las relaciones íntimas, o al menos lo simula.

Se adapta a las preferencias sexuales de quien se haga con ella, aunque su propuesta no solo llega en forma de mujer robótica. Sus responsables, Real Doll, también han presentado Henry, su contrapartida con apariencia masculina. Ambos son la punta de lanza de toda una nueva amalgama de robots antropomórficos centrados en el placer sexual.

Parecen cosa de otro siglo, pero ya están aquí y encabezan un nuevo movimiento. Ya se han visto personas que han saltado a la fama por casarse con entidades holográficas y/o virtuales, que disfrutan mucho más con el placer de los nuevos juguetes.

Porque los juguetes eróticos también representan al sextech. Solo hay que pensar en los inteligentes, que aprenden de sus usuarios para aumentar el placer. De cara a 2040, se están tanteando incluso prototipos con dispositivos de tamaño microscópico que, insertados en la piel, sean capaces de reproducir sensaciones y estímulos que vayan directos al sistema nervioso.

¿Algo que ponga en riesgo el sexo tal y como lo conocemos? Por supuesto que no. Si bien es cierto que serán opciones que llegarán tarde o temprano y satisfarán a muchas personas, también lo es que la naturalidad y la intimidad del contacto humano nunca podrán ser sustituidas. Aunque, quién sabe, quizá dentro de unos siglos acabe quedando en segundo plano.

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