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Arahal

“La estación de penitencia es solo la guinda del pastel, lo importante es amasarlo durante el resto del año”

José Matute Crespo lleva 80 años en la Hermandad del Santo Entierro de Arahal, los últimos nueve como hermano mayor, y cuenta con recuerdos imborrables de las reuniones del gazpacho de los sábados de donde surgieron grandes proyectos

“La estación de penitencia es solo la guinda del pastel, lo importante es amasarlo durante el resto del año”

José Matute Crespo no es solo hermano mayor de la Hermandad del Santo Entierro de Arahal, representa los últimos 80 años de esta institución cuyas procesiones abren y cierran la Semana Santa en este municipio de la Campiña. Con su porte serio, se le escapa de vez en cuando una sonrisa cuando se acuerda, por ejemplo, de la famosa reunión del gazpacho de su hermandad, de dónde salieron tantos proyectos. Con la pandemia dice que se ha perdido sobre todo estos ratos de convivencia, pero han seguido trabajando en diferentes proyectos. “La estación de penitencia es solo la guinda del pastel, lo importante es amasarlo durante el resto del año”, recuerda Matute.

Cuatro años tenía José Matute, Pepe para los conocidos, cuando su padre lo apuntó a la Hermandad del Santo Entierro. Ahora va a cumplir 84, es decir, lleva 80 años observando, trabajando y cuidando de los designios de esta entidad. “He formado parte de la junta de gobierno desde 1970, he sido de todo, tesorero, secretario, diputado de culto, menos costalero, de todo”, dice.

 

“La estación de penitencia es solo la guinda del pastel, lo importante es amasarlo durante el resto del año”

Altar con las imágenes titulares de la Hermandad del Santo Entierro en veneración para la celebración del Septenario

El paso más grande de Arahal

Y amasar el pastel para la Hermandad del Santo Entierro ha sido durante el último año seguir pendiente de la modificación del paso de la Sagrada Entrada de Jesús en Jerusalén que se convertirá en el “paso de mayor tamaño que habrá en Arahal”, según describe el hermano mayor. “El paso estaba en el taller de Francisco Verdugo desde el año pasado y allí sigue. Se está agrandando la canastilla y los respiraderos, además se limpiará y restaurará el dorado existente porque dorarlo entero de nuevo es un proyecto inviable económicamente”, explica Matute.

Ahora el hermano mayor se plantea un problema, cómo conseguir costaleros para un paso tan grande. En ese sentido, considera que “no hay un arraigo fuerte de los costaleros con la hermandad, más bien un compromiso porque los une la amistad con el capataz pero después los costaleros se ven poco por la iglesia el resto del año”. Este paso, conocido popularmente como La Borriquita, sale en la tarde del Domingo de Ramos, inaugurando la Semana Santa en Arahal. 

José Matute se para un momento para recordar cuándo surgió la idea de sumar un nuevo paso a la Hermandad del Santo Entierro. “Fue en una reunión en el reñiero de la calle Sevilla, estábamos Rafael el Barbero, Manolo Nieto, Ángel Luis Jiménez, Rafael Lobato y no recuerdo si alguien más”. Allí empezó a gestarse una cofradía y empezaron a trabajar. Primero se modificaron las Reglas de la Hermandad, se presentaron a Palacio Arzobispal y, seguidamente, compraron la imagen. Salió en procesión la primera vez en 1988. 

Nueva imagen para el mes de mayo

A su vez, el Grupo Joven de la Hermandad lleva a cabo el proyecto de traer a Arahal la nueva imagen de Santa Ángela de la Cruz que se la entregarán el próximo mes de mayo. Es del escultor Darío Fernández y llevan tres años trabajando para sacar adelante este proyecto. “El autor se toma su tiempo, pero esto permite que tengamos tiempo para cuando la termine, esté pagada”, explica el hermano mayor.

También en este año han editado un libro para celebrar el 75 aniversario de la imagen del Cristo Yacente. Edición que se ha convertido en un proyecto solidario ya que los fondos recaudados por la venta del libro se destinará a la Asociación de Familias con Niños con Necesidades Especiales (AFANNE).

Según el hermano mayor, “no se puede parar aunque estemos dentro de una pandemia porque, como se pare, mal asunto. La estación de penitencia es la guinda del pastel pero hay que amasarlo durante todo el año. Es la manifestación de lo que se hace durante todo el año, si no resultaría un paseíto”. 

Aún así, cuando llegaron las noticias el año pasado de que había que interrumpir todos los actos y la estación de penitencia “fue un impacto grande, nadie esperaba que esta situación durara tanto tiempo, no poder salir y que no sea por causa de la lluvia, no lo esperábamos. Y todos creíamos que esto sería como un resfriado”. La iglesia de San Roque acogió días antes la entrega de los Premios Victoria como cada año, “ese fue el último acto masivo que organizamos”. “

La iglesia, el lugar mas seguro

No obstante, en la actualidad la situación de la pandemia ha cambiado y durante esta Cuaresma han podido organizar las actividades correspondientes, como el Septenario en honor a María Santísima de los Dolores, celebrado la semana pasada. Para José Matute “la iglesia es el lugar donde más seguro se está”. Incluso sabiendo que este año todo es diferente aunque no igual a como era antes de la pandemia, no hay seguridad en la programación de actos. “Esperamos que los contagios no suban y podamos celebrarla Función del Viernes de Dolores”, apunta Matute.

El actual hermano mayor del Santo Entierro dice que cuando acabe el mandato dará un paso atrás, serán diez años en el cargo y toda una vida dedicada a la Hermandad. De ella guarda recuerdos imborrables y el cambio registrado en la organización de la hermandad desde su infancia y adolescencia. “Cuando tenía 17 años, la iglesia sólo se abría una vez a la semana. Estaba llena de polvo, con una sola bombilla, cuando veníamos a las reuniones del gazpacho, entrábamos a ver a la Virgen”. Y en esto la Hermandad ha cambiado “para mejor”.

De hecho, cuando comenzaron a salir en estación de penitencia “nos preguntábamos si habría gente joven para vestirse con la dalmática y llevar los ciriales o, incluso, ir de monaguillo. Ahora hay hermanos de sobra”. Porque la Hermandad del Santo Entierro, según cuenta José Matute, tardó en salir en procesión por las calles de la localidad.

«Ahora nos llevamos bien»

“En los años 60, la Virgen de San Roque salía en la estación de penitencia de la Hermandad de la Esperanza”. Con la que años después hubo problemas de convivencia sobre los que se han creado “leyendas urbanas”. “La gente exagera mucho y cuenta cosas que no pasaron. Sólo nos encontramos con ellos un año, en 1966, en la calle Juan Pérez y hubo unas palabras entre el portador de la cruz de Guía y un hermano nuestro, pero nada más”. Todo se arregló retrasando la salida de la Hermandad del Santo Entierro el Viernes Santo. Sonriendo, el hermano mayor dice, señalando un cuadro regalo de la Hermandad de la Esperanza que tienen colgado en el pasillo de las dependencias de la iglesia, “¿ves? Ahora nos llevamos muy bien”. 

Historias del día a día que Matute conoce por vivirlas en primera persona y recuerda con detalles algunas de ellas. Cuando se le pregunta “¿Quienes eran los mejores costaleros?” La respuesta está servida “los de Rafalillo el Barbero”. Entonces vuelve a sonreír y dice: “¡qué buena cuadrilla de costaleros aquella, estuvo 25 años”. O echa la mirada atrás para volver sobre las reuniones del gazpacho que celebraban cada sábado en la iglesia. “La reforma del paso de la virgen de los Dolores o la compra de los bancos de la iglesia salieron de una de ellas”. 

Esperanzas

Aquellas reuniones decayeron, pero desde hace unos años la vida de la Hermandad ha vuelto de alguna manera a recuperar este espíritu de hermandad que se alimenta todo el año con proyectos concretos. Son las reuniones de convivencia que el hermano mayor espera vuelvan una vez pase la pandemia.

Es lo único que se ha dejado de hacer desde que llegó la pandemia, los encuentros alrededor de un plato de comida. “Espero que cuando de los 7 millones de habitantes del planeta, 6 estén vacunados, la situación cambie”, probabilidad que vuelve a sacarle una sonrisa.

La esperanza de vivir lo que había antes de marzo de 2020 guía sus pensamientos, pero, mientras, el desaliento es lo último que admiten en una hermandad cuyo origen se remonta al siglo XVII y que aún tiene mucho que celebrar.

De momento, lo más cercano es el Viernes de Dolores. La iglesia de San Roque, centro de la ciudad y periferia al mismo tiempo, abrirá sus puertas para que complete un paseo único entre las iglesias de Arahal.

 

“Pedimos a Dios que esta pesadilla acabe para volver a acompañar a nuestros sagrados titulares el Miércoles Santo”

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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