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Arahal

De Marruecos a Arahal: Hassan mira de frente a la pandemia desde su bazar

De Marruecos a Arahal: Hassan mira de frente a la pandemia desde su bazar

De Marruecos a Arahal. Hassan Dahbaoui llegó a España con un contrato de trabajo en 2006 desde Marruecos. Parte de su familia, su hermano, estaba ya instalado en este país por lo que lo ha tenido más fácil que la mayor parte de sus compatriotas. Está empadronado y vive en Arahal desde 2013 donde regenta un comercio bazar “de todo a cien”. Es un hombre tranquilo, que no quita ojo a la actualidad y vive desde la calle Madre de Dios, una de las más comerciales del municipio, con preocupación cómo se desarrolla la pandemia, lejos de una parte de su familia.

Este comerciante tuvo que cerrar porque no vendía productos de primera necesidad. Dice que, con las ayudas al comercio, ha podido sobrevivir y está al día de todos los pagos excepto “algún retraso en el alquiler”. Porque Hassan “paga todo” refiriéndose a impuestos, recibo de autónomo, contrariamente al bulo recurrente de que los emigrantes que se establecen en España están exentos de este tipo de gastos.

El futuro es «aguantar»

En la actualidad tiene abierto, pero con miedo a tener problemas a partir de las seis de la tarde, ya que a partir de esa hora, los clientes solo pueden comprar productos de primera necesidad. “Pero si cogen algún otro producto ¿qué hago?”. Como la mayor parte de los comerciantes y hosteleros, la ambigüedad en el establecimiento de los límites de las medidas sanitarias lo tiene preocupado. 

Y, también como todos, no quiere problemas. Pero considera que estas medidas restrictivas afectan especialmente al pequeño comercio. “Aquí hay contagios, no podemos vender determinados productos a partir de una hora, y ¿qué pasa en el Mercadona?” Para Hassan parece que “se lo quitan a los pequeños para dárselo a los grandes”.

El futuro es incierto. Y él lo define con un verbo: “aguantar”. Porque para Hassan “la muerte está delante de tus pasos, hoy estás aquí mañana no. Lo único que se puede hacer es el bien y salir adelante como podamos”. 

«Estoy muy bien aquí»

Hassan se estableció en Arahal después de haber trabajado varios años en el campo. “Vine con un contrato de trabajo a Ciudad Real”, dice. Tiene 39 años pero, entonces, en plena juventud, cruzó la frontera en busca de una vida mejor y más estable. Es la que tiene en la actualidad en este pueblo de la Campiña sevillana.

Llegó en 2013, su hermano llevaba ya varios años en la localidad, con una tienda de similares características y lo acogió durante los primeros meses. Hasta que pudo traerse a su mujer y establecerse por su cuenta alquilando un local en la calle Madre de Dios. Aquí han nacido sus tres hijos, de 11, 9 y 2 años de edad y, aunque echa de menos a sus padres, está seguro de que ya su estancia en España es definitiva.

“Aquí hay colegios gratis y yo vivo muy tranquilo. Estoy muy bien en este pueblo y mi familia también, no nos falta de nada”, dice Hassan. En estos meses de pandemia ha echado especialmente de menos a sus padres y hermana que viven en Marruecos. “Voy casi todos los años a verlos y hablo con ellos a diario”, cuenta. También lo han visitado algún año pero ellos “no se hacen a estar aquí”. 

Un vecino más de la calle Madre de Dios

Porque Hassan vino a España a buscar un futuro mejor, “era joven y la juventud es así, pero venir sin documentos es un peligro”. Y hace referencia a las imágenes de las llegadas en pateras desde su país a las costas españolas. “La mayoría son jóvenes que vienen porque creen que aquí se vive muy bien, pero hay que trabajar muy duro y sin papeles no se puede trabajar. Muchos han dejado su trabajo para venir a España y, cuando han llegado aquí, no han podido seguir adelante”. 

Él desde su posición lo vive “con mucha pena porque hay mucha gente que muere en el intento y ni siquiera sale en las noticias”. Para este comerciante la situación después de la pandemia ha empeorado porque “ahora saben que no los vuelven para atrás, con el cierre de fronteras y están intentando venir como locos”.

Cada mañana abre su negocio y ha pasado a ser un vecino más de esta calle, donde lo tratan con cariño y cercanía. Dice que excepto una vez, nunca ha visto ninguna actitud racista en su contra. “Aquel día estaba en la puerta y pasó una persona mayor, cuando llegó a mi altura me dijo que me fuera a mi país, pero le pregunté qué había dicho y no lo repitió”, cuenta, apuntando que “lo mismo iba borracho”.

Una niña morena de ojos grandes

Por lo demás, vive tranquilo, a veces por la tarde, lo acompaña parte de su familia. La más viva de todos es su hija de nueve años que aprovecha la más mínima oportunidad para preguntar a los vecinos lo primero que se le ocurre. Es una morena de ojos grandes y una sonrisa irresistible que tiene, a su manera, conquistado al vecindario.

Hassan es un vecino más, así se siente y lo sienten en la calle Madre de Dios. Y espera aguantar, como todos, a que pase una crisis sanitaria inesperada e injusta. No le queda otra que resistir, como a todos los demás comerciantes de Arahal. Es uno más y abre su tienda cada día para ocupar un puesto en la sociedad arahalense que lo acogió con naturalidad hace años.

 

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Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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