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Cultura

Reflexiones sobre la identidad andaluza en el último libro de Javier Aristu

¿De qué hablamos hoy cuando hablamos de Andalucía? es la pregunta que se hizo Javier Aristu (Murcia 1949- Sevilla 2021) en la que ha sido su última publicación titulada ‘Señoritos, viajeros y periodistas. Miradas sobre la Andalucía del siglo XX’, presentado ayer en Estación de las Letras, la Feria del Libro de La Rinconada, por su hijo, secretario general de CC.OO. de Sevilla, Carlos Aristu, y la periodista y escritora, amiga de la familia, Mercedes de Pablos. Asistieron a esta presentación la delegada de Cultura, Raquel Vega, el edil de Educación, Antonio Marín, así como representantes sindicales del municipio.

Javier Aristu fue profesor de Literatura, antiguo dirigente del PCE, impulsor de Izquierda Unida y escritor, referente crítico y comprometido tanto con la democracia como con Andalucía. Como explicó De Pablos, este libro fue “la despedida de Javier, que volvió del hospital a casa para que le dejaran terminar su libro, y para despedirse de la gente que más quería”. Una obra que demuestra “la intuición a Aristu” al reflexionar sobre algo tan vivo actualmente.  “Una mirada rigurosa, divertida de la realidad, de cómo nos vemos, de quienes somos, de quienes hemos decidido ser los andaluces, de los estereotipos, de los prejuicios, las mistificaciones, las adulteraciones y las adulaciones. De la construcción de lo andaluz”.

Invita así Javier Aristu a un debate de lo identitario que se usa “para la construcción de nacionalismos, nos sentimos identificados para reforzarnos como comunidad, pero cuánto de esa imagen es fruto de esa leyenda negra fabricada, cuánto de castigo por ser una comunidad pobre, cuánto por la presunta ignorancia, cuánto de exotismo viajero”.

La periodista subrayó que el autor opinaba que “las palabras sirven de correo de trasmisión de las ideas, con qué palabras construimos la realidad era su obsesión particular”.

‘Señoritos, viajeros y periodistas’ cuenta con un prólogo escrito por Antonio Muñoz Molina que titula ‘Contra la irrealidad de Andalucía’. Le siguen seis capítulos y un epílogo que transita por diferentes personas. Por la Andalucía de José María Pemán; por la Harca de Ab del Krim que hace alusión a esa gente de institución libre de enseñanza que fueron represaliados; se sumerge en las miradas desde fuera, con Gerald Brenan, Ronald Fraser e Ian Gibson. “Gibson se encuentra el gran paradigma de la literatura neofranquista en torno a la esencia de ser andaluz y español. En toda esa construcción de quienes eran los buenos españoles, Gibson toca la fibra sensible de la muerte de Federico García Lorca, ese momento rompe una cortina y permite empezar a pensar que a lo mejor los buenos no eran tan buenos”, afirmó De Pablos.

Otro capítulo está dedicado a tres autores catalanes: Juan Goytisolo, Juan Marsé y Joan Martínez Alier. Continúa con las visiones ya de muchos andaluces, desde los sesenta hasta comienzos de los ochenta (Burgos, Salas, Castilla del Pino, Clavero). Y les sigue Manuel Halcón, “el guardián del señorío”. “Halcón hace una serie de novelas que reproducen una Andalucía romantizada de señoritos, cortijo, caballos… pero no contaba que no había escuelas, luz, agua corriente… todo lo usaba para construir un andaluz mitificado”, apuntó Mercedes de Pablos, que continuó: “Javier tiene la paciencia de desnudar lugares comunes y ponernos ante el espejo de lo que en la defensa de Andalucía estábamos dando por bueno, como la ruralidad como esencia, como si no hubiera habido industria, por ejemplo”.

“Aristu ha estudiado una serie de textos y nos invita a volver a leerlos de nuevo, con otra mirada. Cuánto de verdad y cuánto de estereotipos nos pertenecen en la construcción de Andalucía y los andaluces. El debate identitario es un debate que necesita mucha lucidez intelectual pero también compasión. Lo que salvaba a Javier de cualquier dogma es que entendía a los seres humanos, que somos contradictorios. Él entendía que somos una mezcla de amor romantizado y denuncia de la sumisión, de independencia y de vínculo, de conquista de libertades y de derechos, sin perder aquello que nos convierte en personas. Es una mirada humanista”, refirió Mercedes de Pablos.

Por su parte, Carlos Aristu explicó que su padre escribió “toda su vida con ánimo de generar acción colectiva, debate político e incidir en la realidad. Cuando se jubiló, emprendió colectivamente a través de acciones que generaran debates sobre sociología, política, literatura”. De hecho, tras el Procés, creó la asociación Con diálogos para fomentar el diálogo entre andaluces y catalanes.

“Mi padre era un andaluz nacido en Murcia, de padre navarro. A partir del Procés recupera el interés por saber qué es ser de un sitio y empieza a reflexionar sobre qué es sentirse andaluz. Siempre había sido reacio a esa absorción de ese imaginario tomada por unos y otras”. Para Carlos Aristu lo que plantea el libro es “todo el abarataje cultural que acaban proyectando un imaginario que termina conformando ideología y hegemonía cultural que no recoge todo lo que es ser andaluz y Andalucía”. Javier Aristu quería “dejar una herramienta para la reflexión, para el debate… No es solo una cuestión de historia cultural, de investigación científica, de justicia cultural, sino que la homogeneización de la que somos víctimas todos, impide la visión real andaluza. Una homogeneización que niega las vanguardias”.

Para finalizar el secretario general de CC.OO. de Sevilla señaló: “Al final es recoger la complejidad de una tierra que acoge a unos andaluces y a otros, unos invisibilizados y otros privilegiados que proyectan una imagen uniforme que no recoge a una comunidad autónoma de contradicciones. Es una llamada al orden de la historiografía de Andalucía para que se reconozca y se recupere la cultura de los andaluces que ha sido borrada o reescrita”.

Periodista corresponsal de la Agencia EFE, El Correo de Andalucía, eldiario.es... entre otros medios. Cubre principalmente Huelva y Sevilla en varios medios radiofónicos y prensa digital.

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