Connect with us

Arahal

La otra vida de las flores del Cristo de la Misericordia de Arahal

María Caballero recibe al hermano mayor de la Hermandad de la Santa Caridad y Misericordia de Arahal, Miguel Frías, sentada en la terraza de su casa de Alcalá de Guadaíra. Y cuando le dicen el motivo de su visita, aunque una enfermedad le impide hablar, no lo necesita, sus ojos de un verde muy claro hablan por ella. Emocionada recibe el centro de rosas que adornaban hace dos días el paso del Cristo atado a la columna, protagonista del Jueves Santo de esta localidad.

Es Domingo de Pascua. Miguel Frías ha esperado al paso del Cristo Resucitado en la escalinata de la iglesia de la Misericordia donde la imagen es recibida con una petalada. Los pétalos pertenecen al monte de rosas rojas que se extiende a los pies del Cristo atado a la columna cuando sale en su estación de penitencia del Jueves Santo. 

En las dependencias del templo quedan los últimos centros de estas mismas flores y las que lleva el paso de palio que los hermanos preparan en recuerdo de quienes fallecieron, pertenezcan o no a la hermandad o con la idea de acercar a alguna persona enferma las rosas del suelo sobre el que se ha posado el Señor de Arahal solo unas horas antes.

Flores para los hermanos fallecidos

Cada Sábado Santo, una parte de los hermanos se dedican a desmontar, limpiar y subir las imágenes a sus altares donde permanecen la mayor parte del año. El Cristo de la Misericordia en el Altar Mayor; la Virgen de los Dolores en el último altar del lado derecho contando desde la entrada de la iglesia. 

La mayor parte de los centros de flores acaban a los pies de los nichos de algunos de los familiares de los hermanos, costaleros, capataces, contraguías o cualquier otro que lo ha pedido porque el fallecimiento ha sido reciente. Pero están aquellos centros que se preparan para acompañar a un enfermo en su casa o en el hospital o a un familiar impedido que no ha podido ser testigo de la estación de penitencia del Jueves Santo.

La tarea es triste y, a veces, muy difícil, sobre todo cuando se trata de un hermano o hermana que ha fallecido joven y hay que ver a la familia. Este año ha sido así, el centro de flores lo ha recogido la madre de una joven hermana fallecida recientemente con apenas 30 años. «No te olvides que el Señor se lleva a los más buenos», dice Miguel Frías, y lo hace desde el convencimiento ya que perdió a una hermana cuando aún era muy joven, lo ha sufrido en su propia familia.

Orquídeas de la Virgen

Y cuenta algunas anécdotas. Como aquella vez que uno de los hermanos fue al hospital porque había fallecido una vecina de Arahal. Junto a la cama encontró unas orquídeas de la Virgen de los Dolores y el cirio de unos de sus candelabros que acompañó las últimas horas de esta devota mujer.

Miguel Frías ha visitado este año a María Caballero. Tiene 78 años y vivió en Arahal cuando era pequeña. En este pueblo conoció a su marido, Manuel Antonio Herrera, hijo de un antiguo alcalde de la localidad, Manuel Herrera. Por esta razón, siguió en contacto con la localidad, que visitaba los Jueves Santo para ver a su Cristo de la Misericordia, del que es hermana, y la Feria del Verdeo, donde conoció al que es el amor de su vida. Manuel la acaricia constantemente y no deja de mirar la emoción que le provoca el ramo de flores de su Cristo.

Este Jueves Santo, María no ha podido venir a la iglesia a rezarle a la imagen de la que guarda una vieja medalla perteneciente a un antepasado. La hermandad arahalense ha sabido de su historia y de la razón que le impedía hacer su visita en estos días, por lo que entró a formar parte de la lista de personas a las que les regalan un centro de flores de las que han hecho la estación de penitencia a los pies del Señor atado a la columna. 

Ojos que transmiten fe

María los recibe con lágrimas en los ojos y un apretón de manos cuando le cuentan que esas flores hace dos días fueron el suelo que pisó la imagen en su recorrido por las calles de Arahal. Porque, aunque la enfermedad la ha dejado sin habla, sus ojos transmiten su fe y la devoción que la han llevado, junto con su marido y sus hijos, cada Jueves Santo hasta el pueblo en el que pasó sus primeros años. 

Su familia cuenta al hermano mayor que vivió en el número cinco de la calle Doctor Gamero, antigua calle Membrilla, en la misma casa donde su bisabuelo había montado una farmacia. Una calle que visitaba y paseaba cada vez que iba al pueblo por el que siente un tremendo cariño. Tanto les ha transmitido a sus cuatro hijos que todos guardan un recuerdo especial por el lugar, tradiciones, fiestas y gastronomía, citando especialmente el sabor inconfundible de las aceitunas prietas de Arahal «cuando están bien aliñadas».

Ahora una de las hijas, Carmen Herrera, quiere seguir los pasos de sus padres y en las próximas semanas visitará Arahal para hacerse hermana de la Santa Caridad y Misericordia, una hermandad que data de 1501 siendo la más antigua de la localidad y fue conocida a lo largo de la historia por su labor asistencial realizada en el hospital del mismo nombre que ha permanecido abierto hasta 1991.

Precisamente, la próxima semana, exactamente el 13 de abril, se presenta un libro que cuenta su historia ( ‘La labor asistencial del Hospital de la Santa Caridad y Misericordia de Arahal a lo largo de su historia’) escrito por Rafael Martín, historiador, profesor y hermano mayor de 1989 a 1996. 

 

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

Publicidad

Lo Más Leído Hoy