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Cómo elegir un tarro de cristal: consejos para hacer mermeladas, miel y conservas

La venta de productos como miel y mermeladas u otros alimentos similares requiere una atención especial al envasado, que suele consistir en tarros de cristal herméticamente cerrados que forman una especie de cofre para el alimento, garantizando la máxima calidad.

El tarro de cristal es una elección óptima no sólo porque permite conservar el producto de forma impecable, evitando su contaminación, sino también para presentarlo adecuadamente a los consumidores. 

De hecho, es bien sabido que, para destacar el propio producto, es necesario diferenciarlo y hacerlo fácilmente reconocible. Al optar por frascos de cristal, es posible transmitir una sensación de calidad a los consumidores a primera vista, lo que puede ser importante para la imagen del producto.

Cierre

Uno de los factores que hay que tener en cuenta a la hora de elegir el tarro ideal para miel y conservas es el cierre. Entre los tipos más utilizados está el tapón de rosca o el cierre metálico. 

En el primer caso, se trata de tapas herméticamente cerradas, que permiten conservar los productos a largo plazo. Estos tapones también pueden enriquecerse con coloridos recortes de tela, como las clásicas mermeladas caracterizadas por el famoso estampado de lunares. El cierre metálico, o mejor dicho, el tarro con tapa abatible, no garantiza un cierre hermético, por lo que suele utilizarse menos.

La forma

Otro detalle importante a tener en cuenta a la hora de elegir el modelo ideal para vender sus mermeladas, conservas, etc. es la forma del tarro, que debe ser capaz de combinar estética y funcionalidad. 

Por lo general, las más utilizadas son redondas o hexagonales. El primer tipo es muy tradicional y tiene una amplia abertura que permite extraer el contenido con facilidad. Los tarros hexagonales son más modernos y elegantes, y permiten presentar el contenido de forma innovadora.

Estilo de los tarros

Para poder elegir el tarro de cristal adecuado para su producto, también debe conocer los distintos estilos. Por ejemplo, hay modelos con boca regular, es decir, con una abertura algo más cónica. Por eso son ideales para líquidos como zumos, sopas o salsas. Además, su apertura ligeramente más estrecha permite verter el contenido sin especial dificultad. Los de boca grande, en cambio, son perfectos para productos a los que hay que acceder con un tenedor o una cuchara, como mermeladas, miel, etc. 

Los tarros de paredes rectas también se caracterizan por tener las paredes perpendiculares a la base, es decir, sin curvatura. Su diseño facilita la extracción del contenido y son ideales para alimentos sólidos. Los de hombro, en cambio, están curvados hacia dentro cerca de la parte superior. Son una buena opción para el enlatado, aunque pueden crear algunas dificultades para la extracción de algunos alimentos. 

Por último, también hay que considerar los acolchados y los de superficie lisa. Los primeros tienen un patrón decorativo bien estructurado en el exterior y son muy agradables estéticamente. Los de superficie lisa, en cambio, son ideales para las empresas que quieren tener una visión clara del producto en su interior, de modo que sea inmediatamente visible para los consumidores.

Periodista corresponsal de la Agencia EFE, El Correo de Andalucía, eldiario.es... entre otros medios. Cubre principalmente Huelva y Sevilla en varios medios radiofónicos y prensa digital.

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