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Sucesos

Ventas de Arriba, la aldea que se quedó vacía ante la amenaza del fuego

Fermín Cabanillas/Ventas de Arriba (Huelva)

Entre las muchas claves, normas y siglas que se usan para trabajar en un incendio forestal existe una que marca que las personas corren peligro, la denominada ‘Nivel 1’, que esta semana se ha vuelto a activar para dejar vacía una pequeña aldea amenazada por el incendio iniciado el jueves el Huelva.

Ese nivel es algo más que una mera señal de alerta, y cuando se activa no hay tiempo que perder, de modo que sea por el método que sea nadie puede quedarse en su casa si el fuego amenaza su vida, como le ocurría a los 22 vecinos de Ventas de Arriba, la aldea de Campofrío que en cuestión de minutos se quedaba vacía, a merced de las llamas y el humo, con todo su vecindario alojado en un albergue esperando que el fuego se alojase de sus casas.

Prácticamente, cada vecino de la aldea tiene su propia historia que contar o algo que quiere recordar u olvidar de las 24 largas horas que estuvieron sin saber qué pasaba en sus casas, y entre ellos está Cipriano Ramos, un desempleado de 42 años de edad que se organizó tanto para ayudar a sus vecinos de la aldea como para acoger en su casa de la propia Campofrío a miembros del Infoca, “que lo mismo necesitaban agua, un bocadillo que cargar las bateáis de los móviles”.

Cipriano explica que todo lo vivido en la aldea fue cuestión de minutos, aunque ya les habían avisado por la tarde de que posiblemente tendrían que dejar sus casas a toda prisa, “así que cuando empezaron a llamar a las puertas y avisar a la gente, ya todo el mundo tenía su neceser, una bolsa con lo más urgente, y se pudo salir de la aldea de forma organizada”.

Ventas de Arriba es uno de esos lugares de España en los que la vida va a otra velocidad. Sólo tiene seis calles, que además no tienen nombre, porque todos los vecinos están cansados con la aldea como dirección, y su vida se resume en torno a la pequeña tienda del pueblo, la capilla de su patrona, la Santísima Trinidad, y el trabajo de los ganaderos que dan vida a la rutina diaria.

De esa aldea se tuvieron que marchar los vecinos corriendo, “más por el humo que por el fuego, porque había personas que si seguían respirando ese humo podían tener problemas”, con lo que los 22 se ayudaron unos a otros, y a las 21.45 ya estaban entrando en el albergue de Campofrío, tras recorrer los poco menos de cuatro kilómetros que les separan del pueblo por la carretera HV-5021.

La abuela y los mellizos

Todos ellos ayudaban a todos, pero una mujer era especialmente mimada: Aguasanta es la vecina de más edad de la aldea, con 93 años, y que estuviera bien atendida parecía una prioridad para sus vecinos, que, además, en el otro extremo de la longevidad, no paraban de dar mimos a sus vecinos más jóvenes: dos pequeños mellizos recién nacidos que algún día podrán contar que fueron desalojados de su casa nada más nacer, y que volvieron sanos y salvos.

Y en medio de todo ello, estaba la preocupación de José Julián, uno de los ganaderos de la aldea, cuya mente estaba puesta en que sus animales estuviesen bien, ya que el ganado suele ser una de las víctimas propicias del fuego, con lo que cuando llegó el viernes a la aldea se dirigió rápidamente a verlos, y respiró cuando vio que los cerdos y vacas estaban ilesos.

Ese fue otro motivo de alegría para los desalojados cuando llegaron a la aldea después de un día fuera, que pasaron reunidos en la Plaza de España de Campofrío, junto al albergue, esperando que les llegaran las ansiadas noticias de que el fuego retrocedía y ya no era una amenaza para el que siempre ha sido su modo de vida.

Este sábado, Ventas de Arriba ha recuperado la normalidad, su vida a cámara lenta y sin las preocupaciones de las grandes ciudades de estos núcleos de población que se resisten a desaparecer, donde, eso sí, el sol pega de lleno, por lo que es muy difícil ver a alguien por sus calles, presididas nada más entrar por un enorme azulejo de la Santísima Trinidad, al que muchos de sus vecinos se encomendaron cuando el temido “Nivel 1” les separó de sus casas durante un día entero.

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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