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Herrera

Santiago Muriel, “El Negro”, un hombre trabajador y sencillo que puso Herrera en lugar de paso para el buen comer 

Santiago Muriel, “El Negro”, un hombre trabajador y sencillo que puso Herrera en lugar de paso para el buen comer 

A veces pasa que con las personas que se van mueren también lugares que forman parte de la historia pequeña de los pueblos: pequeña porque no sale en medios de comunicación, ni tienen dedicado un monumento, ni aparecerán en los libros de historia. Pero lo que está claro es que sus recuerdos son un legado humano que vivirá mientras vivan quienes los conocieron. Es la sensación que desde el 2 de diciembre tienen muchos ciudadanos de Herrera. Porque este día se fue para siempre Santiago Muriel Jiménez, más conocido como “El Negro” a los 88 años de edad.

Y recordar a Santiago es saber que la gastronomía contaba con un profesional hecho a fuego lento en una vida llena de viajes, vicisitudes y relaciones humanas. Santiago Muriel nació el 24 de junio de 1932. En aquellos tiempos la infancia era corta y, empezar a trabajar a los 13 años, algo habitual. Sus primeros pasos lo llevaron al cortijo El Berraco, donde aprendió la dureza del campo, donde conoció el trabajo con animales. Todo ello le valió para que durante el servicio militar una de sus dedicaciones fuera domar caballos resabiados.

 

Santiago Muriel, “El Negro”, un hombre trabajador y sencillo que puso Herrera en lugar de paso para el buen comer 

Santiago Muriel Jiménez, en una foto de archivo, atendiendo en su bar

Un buscavidas

Pero Santiago fue siempre un buscavidas, carácter que lo llevó a trabajar en distintos puntos de España, saliendo de su pueblo con pesar y tristeza. A un espíritu inquieto le añades la necesidad, y la aventura está servida. Por eso, en esta primera etapa de su vida, llegó hasta el Norte, San Sebastián y Rentería. Lo hizo en unos años en los que trasladarse a la otra punta de España era emigrar al interior y estar muy lejos de su tierra natal. Sin móviles ni sistemas de comunicación que al menos le acercaran el paisaje mediterráneo de Herrera, la tranquilidad de sus calles y la convivencia pausada con sus vecinos. Todo ello y más, formaba parte de una añoranza que lo empujaba hacia el Sur cada vez con más fuerza.

Cuentan que estos años fueron para Santiago, una persona familiar y cercana, especialmente duros. El trabajo nunca le asustó, y en esta época la construcción fue el destino laboral. Pero estar lejos de su compañera de vida, Concepción Gamito Pavón, era otra cosa. Aunque no hay que olvidar que allí en el Norte, Santiago ya viviría sus primeras experiencias culinarias. Principalmente con las mil y una formas de elaborar el pescado, siempre fresco en la cornisa cantábrica.

La añoranza del amor lo devolvió a Herrera para casarse y comenzar a crear una familia que acabó completa con tres descendientes: Francisca, Félix y Antonio. Su vida ha sido un ahora aquí y ahora allí, echando en su mochila aprendizajes como el saber que dar una sonrisa y preparar exquisitos platos le abriría muchas puertas, pero, sobre todo, la principal, la de su pueblo. Por eso, después pasar un tiempo en Barcelona, dónde comenzaría su primer deambular por las cocinas, y en el Pirineo de jefe en un restaurante, el camino de vuelta estaba asegurado. Aunque cuentan de él que ha hecho de todo, desde cortar palmas para convertirlas en escobas hasta trabajar en la vendimia. La cuestión era no quedarse parado.

Abre Bar El Negro

Con un bagaje de trabajos diferentes y experiencias, vuelve de nuevo a Herrera, corre el año 1967. A partir de aquí tiene claro que de todo lo aprendido se queda con lo que más le gusta: la cocina. Abre el bar de Francisco Canela, hoy Bar Gregorio, y pasa también por la barra del Casino. Una trayectoria ya en su pueblo donde comienza a labrarse lo que sería después su gran reputación como cocinero y que se consolidó en el bar de su propiedad, denominado El Negro, abierto desde 1974 a 1999.

En el paladar de sus vecinos está el recuerdo del lomo con almendras, las gambas con jamón, las cabrillas y caracoles o los grandes helados que preparaba para la romería. Pero, sobre todo, en la memoria está sus conversaciones y amabilidad, su saber estar y experiencia.

La fama de El Negro comienza a ser reconocida y hasta sus mesas llegaron personajes como el ministro Clavero Arévalo, Soledad Becerrill, el escritor Antonio Gala y los dos cantantes del Dúo Dinámico. Y todo esto cuando la cocina era el lugar más escondido de un bar o restaurante donde la imagen del cocinero pasaba desapercibida. ¿Qué hubiera podido hacer Santiago Muriel en la actualidad cuando la cocina se ha convertido en valor de cátedra?

Confluencia de caminos

El Bar El Negro no era solo paraíso de platos exquisitos, sino un lugar donde siempre encontrabas la conversación amable, la respuesta a las cosas más sencillas, la experiencia de Santiago servida sobre una barra en la que se cerraban las cuentas.

El establecimiento, ubicado en la carretera de Puente Genil, quería recordar a los vecinos de Herrera que esta vida es una confluencia de caminos y recorrerlos crea historias de gente sencilla, como  Santiago Muriel Jiménez, un hombre que se llevó Herrera en el corazón el día 2 de diciembre. Su memoria vivirá con quienes se acercaron a su alma de peregrino gastronómico y hombre de bien.

 

Comienza la prospección para hallar más restos arqueológicos junto a las termas romanas de Herrera 

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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