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Sociedad

Rafael Frías Fernández, el guardacoches del flamenco

C. GONZÁLEZ

Arahal (Sevilla)

Es menudo y ligero. Y en su cabeza tiene la historia y los sones del flamenco desde el siglo XIX. Conocido en este mundo de grandes figuras como el guardacoche del flamenco, Rafael Frías Fernández (71 años) es una eminencia para los cantaores, guitarristas y bailaores, aunque nunca ha escrito ni una línea de las vicisitudes de este mundo. Canta a la antigua usanza, al ritmo que marcan los discos de vinilo donde aprendió los compases de este arte que lleva en el corazón y que ha marcado cada minuto de su vida. Dice que sabía la matrícula de los coches de todos los artistas flamencos.

Guarda en su casa las partidas de nacimiento y defunción de numerosos artistas del flamenco y en su mente dan vuelta los años para relatarlos de memoria. Manuel Vallejo, Jiménez de Pinilo, Chano Lobato, y hasta el acta de casamiento de Antonio Chacón, Manolo Caracol o Silverio Franconetti. ‘Hay algunos aficionados que tienen más, son recuerdos de grandes’, dice.

Foto de Rafael Frías, con el uniforme de guardacoches. Detrás Enrique El Chavalote.

Rafael no se cansa de hablar de flamenco. Y lo hace tan rápido que es difícil seguir las indicaciones de esa amplia cultura. Es una de las personas que más saben de este arte. Si hubiese aprendido a escribir bien, Arahal tendría a otro Manuel Bohórquez o Manuel Curao afanados críticos. En este caso, el crítico también cantaría los palos que hagan falta, porque ‘mi padre ya lo cantaba y lo heredé de él’.

Porque Rafael es de los amantes del flamenco de antes. Le encanta los artistas que vivieron una época en la que esta música iba a 78 revoluciones, aquella de Pastora la Jerezana, La Niña de Jerez, La Serrana, Milagrito, La Macarena, Adela López, Isabelita de Jerez. La mayoría tiene cantes recogidos en 8 discos que le han regalado recientemente, cantes del año 1890 cuyos vestigios siguen pocos autores de la actual generación.

 

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Pero el guardacoches de Arahal, experto en flamencología, no necesita escribir sus anécdotas porque todas las guardas en compartimentos reservados a los mejores. Se ha llevado más de 40 años atendiendo a todo aquel viajero que llegaba a Arahal o su entorno. En la famosa esquina de Los Tres Gatos, en la Plaza de la Corredera, en el Restaurante la Gran Ruta y, para terminar, en el Hostal Restaurante Nueva Andalucía, a pie de la A92, donde se ha llevado más de 30 años.

Él era el motivo por el que los grandes del flamenco paraban en estas ventas de paso. ‘Enrique Morente le decía a su familia que tenía que parar en la venta para hablar con el guardacoches porque sabía del flamenco antiguo y hablaba muy ligero’. Pero anécdotas tiene para regalarte el oído, como cuando El Cabrero pasaba por Arahal con José Luis Postigo, guitarrista al Bar Los Tres Gatos. ‘Era víspera de Navidad y preguntó por mi, estaba en ese momento en Los Cabales, me mandó a buscar para tomarse una copa conmigo, no quise dejarlo pagar y al final me dejó 5.000 pesetas de propina’.

Lleva 5 años jubilado y, tanto antes como ahora, poco son los espectáculos de flamenco que se pierde. Cuando la cita es en la Casa del Aire, sale de la calle San Antonio donde vive, recién peinado, a paso corto pero ligero. Se pone casi siempre en primera fila, el gallinero no le gusta porque ‘tengo vértigo’, y allí comenta con gesto cada palabra del presentador, y cuando empieza el cante se transforma. El espacio se acorta y pasa de ser espectador a vivirlo como si estuviera dentro de la garganta del cantaor o de las cuerdas de una guitarra.

Hace unos años le hizo un homenaje el mundo local del flamenco (organizado por la Peña Cultural Flamenca Pastora Pavón, la Niña de Los Peines, a la que pertenece) y no ha sido el único. En cada rincón de su casa hay un cuadro, una figura, un recuerdo de muchas noches en los que los artistas más grandes, acompañados por su séquito, le han hecho un espacio a este hombre que ha estado ahí en los últimos 60 años. Dispuesto a una buena tertulia, a aportar los conocimientos que guarda en la memoria, a dejar claro que el flamenco tiene raíces en el alma de quienes no pueden vivir sin su compás.

 

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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