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Deportes

Francisco Lobato, criador de galgos, convierte su afición en una forma de vida

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Ha tenido una perra Campeona de España en 1999 y a otra Subcampeona en 2006

C. GONZÁLEZ

Las protectoras de animales dicen que febrero es un mes negro para los galgos porque una vez probados por sus dueños, los matan o abandonan. Es posible, pero Francisco Lobato, un arahalense criador de galgos y con varios títulos de campeonatos nacionales en su haber, tiene ahora mismo 18 perros de esta raza, cuidados hasta el extremo. Asegura que matan o abandonan a los perros aquellos que los roban o no son auténticos criadores.

Tener galgos para los buenos criadores es una forma de vida. Veleta, Rambo, Caracol, Beata, Martina, Serrana, Azuquita, Poyuela, Peregrino, Pintura, Lolita, Reina. Hasta 18 tiene en este momento, dos galgas están preñadas. Al mes de nacer los cachorros, los tatúan con su número de criador y le colocan un microchip. “Si abandono un perro, me localizan rápido porque hay un registro en la Federación Andaluza” dice Francisco Lobato.

La familia Lobato tiene un nombre en la crianza de galgos. Su perra Morisca se llevó el primer puesto en el Campeonato de España “Copa S.M. El Rey” en 1999. Este campeonato se sigue organizando, este fin de semana se ha celebrado en El Viso. Cada año, Francisco Lobato presenta los mejores galgos. “Los galgos son perros con muy buen carácter, muy cariñosos y deportistas. Les encanta correr”, explica.

Cuando el criador llega por la tarde al corralón donde tiene a los perros, lugar también de trabajo, los animales se ponen nerviosos y comienzan a gemir. Saben que les espera su paseo, entrenamiento diario. “Voy con la moto a menos de 10 por hora, y ellos tiran de mí, los tengo un rato, pero nunca se hartan, cuando llegan de vuelta sueltos, siguen corriendo”, dice Lobato.

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Morisca murió por un tumor con 13 años. Ahora tienen perros desde 10 meses a 10 años. Y a una campeona, Reina, una preciosa galga blanca, pura fibra, que no se separa ni un momento del lado de su dueño. Este año se ha quedado en los cuartos de final porque los galgos cuando han ido a muchas carreras “se malean”. Es decir, no corren limpiamente y reciben amonestaciones de los jueces. Reina fue subcampeona de España en 2006.

También tiene uno de los premios con más prestigio al reconocimiento de su afición. “Premio Yuiyo”, convocado por la Federación Andaluza de Galgos en honor a un traillero ecijano famoso que murió, junto con toda su familia en abril de 2008, en un incendio producido en su casa. En las instalaciones donde tienen los perro, cuelgan en un lugar de honor un mural de azulejos con la imagen de Morisca y la foto de Yuiyo.

En el mundo de los galgos hay control incluso antes de que nazcan, porque los documentos comienzan cuando se aparean los perros. En el momento que nacen se pone en conocimiento de la Federación y antes del mes de vida comienzan a pertenecer oficialmente a la familia.

Cuidados

Los galgos de la familia Lobato duermen a cincuenta centímetros del suelo, para evitar la humedad y poder mantener la zona limpia. Tienen unas bombonas grandes con paja en una habitación acondicionada para que no pasen frio ni calor, hasta con un estractor de aire. Cada galgo o galga tiene la suya, aunque no ponga el nombre, siempre se echan en la misma.

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La limpieza la llevan a rajatabla, los vecinos ven funcionar la goma y huele a productos desinfectantes. Compran pienso de alto redimiento y arroz y pasta por sacos que cocinan con carcasas de pollos. Con un veterinario en la familia, el control es total.

Dos veces les han robado los galgos. La primera hace años en su corralón. La segunda en Toledo, cuando tenían el coche con el carro parado en un bar de carretera, iban precisamente a un Campeonato Nacional. Vieron prácticamente en escasos minutos como se llevaban a uno de sus mejores perros. Venían siguiéndolo desde hacía días.

Estos son los peores momentos de una afición que tiene admiradores y detractores. “No podría abandonar a un perro que he criado, además, si lo hago, vendrían en mi búsqueda porque llevan mi identificación”.

Francisco Lobato y su hermano Enrique, más aficionado a los caballos, ponen nombres a las camadas por temas: el Oeste, el flamenco, los fenómenos del tiempo. De esta manera, saben la historia de cada una, las costumbres, los colores, las enfermedades que han tenido. No los olvidan porque la afición no es obligación, es amor por los galgos, por los animales en general.

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Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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