El uso solidario de las redes por jóvenes sevillanos: “Desde Instagram impulsamos proyectos en Venezuela”

Cada semana nos enfrentamos a informaciones que evidencian el uso inadecuado que hacen los jóvenes de las redes sociales. Trastornos de salud mental, riesgo de aislamiento social, conductas que rozan el ciberacoso o disminución del rendimiento académico son escenarios cada vez más frecuentes entre los usuarios que hacen una utilización excesiva de estas plataformas digitales. Sin embargo, el uso adecuado, transparente y ético de esta vía de comunicación puede convertirse en una herramienta poderosa y muy efectiva para fines solidarios.

Un ejemplo de ello es la campaña que han lanzado un grupo de jóvenes y ex alumnos del Colegio Sagrado Corazón (Esclavas) de Sevilla, perteneciente a la Fundación Spínola. “Cada vez que se acerca el final del curso escolar, desde nuestro grupo de fe, centramos nuestra atención en impulsar la campaña que lanzan desde Spínola Solidaria, una ONGD cristiana cuya misión es anunciar el amor personal de Jesucristo, contribuyendo a la transformación de la persona y de la sociedad, así como el acceso a la educación de calidad de las personas más vulnerables”, explica María Palma Rodríguez, una de las jóvenes que lidera esta iniciativa.

En esta ocasión, el proyecto busca garantizar los desayunos y almuerzos diarios a parte del alumnado y profesorado del Colegio Cardenal Marcelo Spínola en Barquisimeto, Venezuela.

“A través de nuestro perfil de Instagram (@jovenesspinolasev), descubrimos, de la mano de religiosas y de otras voces autorizadas, cuál es la realidad actual de Venezuela, cómo se vive en el barrio El Tostao, qué coste tiene el proyecto y cuáles son los principales obstáculos de los vecinos a la hora de acceder a medicamentos o alimentos básicos”, agrega esta joven de 21 años.

Durante este mes de junio, este grupo de jóvenes que se reúne cada lunes y jueves, utilizan este perfil de Instagram, de una forma coordinada, para compartir información que sensibilice sobre la causa y generar un impacto significativo en proyectos sociales que de otro modo no recibirían tanta visibilidad. “Al realizar una publicación o lanzar una historia en el mencionado perfil de Instagram, el resto de miembros del grupo reposteamos la misma en nuestras cuentas personales, con el objetivo de que ningún usuario de nuestro círculo más cercano permanezca ajeno a la realidad de Barquisimeto. A insistentes no nos gana nadie. Si no colaboras es porque no quieres y no porque no te hayas enterado del proyecto”, bromea María.

Cada año, este grupo de jóvenes centra su mirada en un lugar concreto y una necesidad específica. En 2023, lanzaron una campaña para conseguir los fondos necesarios para realizar las obras de mejora de las zonas comunes y de juego de la Escuela de Santa Teresa, en Luanda (Angola). Igualmente, en 2024, toda su atención se centró en garantizar los materiales y recursos básicos del refuerzo escolar que reciben los niños y niñas del barrio de California, en Brasil. “En 2023, recaudamos 2.787 euros y el año pasado, 1.980 euros”, apunta María.

Después de agradecer a las decenas de personas que han colaborado en este y otros proyectos anteriores y de invitar a los usuarios a seguir el mencionado perfil de Instagram para descubrir en profundidad la realidad de Barquisimeto, María llama a la reflexión individual. “¿Se puede estudiar con hambre? ¿Se puede enseñar con hambre? Seguramente sí se puede, pero nadie tendría que hacerlo y con este proyecto queremos y vamos a evitarlo”, concluye la joven.