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Educación

Diez jóvenes con diversidad funcional se preparan para su oportunidad laboral en Arahal

C.GONZÁLEZ

Arahal 

El ambiente esta mañana en la cocina de Luis Portillo era especial. Los diez jóvenes que forman parte del proyecto «Doce meses, doce recetas», iniciativa del Centro Define de Formación, andaban ya por la cocina como auténticos profesionales. En los últimos meses de práctica han perdido el miedo al cuchillo, son capaces de rellenar piezas de carne y meter en el horno el plato elaborado. El objetivo de este curso es lograr que se que se valgan por sí mismo y sean capaces de hacer este u otro trabajo. Y vaya si lo están consiguiendo.

Mientras el cocinero Luis Portillo explica la receta para el plato del día, tres pizzas elaboradas al completo con productos naturales, incluido paté de aceitunas prietas, Juama, Carmen María, Paco Pepe, Manuel Antonio Cristina, José Manuel, Ana, María, Mari Carmen y Almudena se afanan alrededor de la mesa de trabajo, con sus delantales, preparándose para la actividad que les tocará hacer. Vienen de distintos puntos de la provincia de Sevilla, entre los que se encuentran las localidades de Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra, Arahal, Sevilla y Mairena del Alcor.

Cortar y colocar los ingredientes, untar la mantequilla en los moldes, repartir el queso, mientras lo pasan bien y desarrollan habilidades que ya les permiten, por ejemplo, prepararse cada día el bocadillo para el desayuno, realizar labores administrativas o diseñar todo tipo de productos de merchandising.

Cada uno de ellos actúa en función de su carácter y sus habilidades. Ni más ni menos de lo que se espera de cualquier grupo en un curso de formación. Y llama la atención que se adaptan a perfiles bien distintos. Antonio Ángel Araujo es un joven de Alcalá de Guadaíra de 25 años experto en redes sociales, tiene perfil en las más conocidas e, inmediatamente, te dice cómo puedes localizar su perfil para que le mandes una solicitud de amistad.

Recién terminada la pizza que han elaborado en la ultima clase.

Antonio es el comercial del grupo, «capaz de vender peines a los calvos», describe una de la monitoras, Valle Portillo, maestra de Educación Especial. Simpático, extrovertido, no tarda en explicarte su día a día, «estoy en el gimnasio Zumba, mira qué fuerte (muestra uno de sus brazos), y me encanta ir a eventos y salir». Ha trabajado en una conocida tienda de ropa y en una papelería y «en plena campaña de libros, era el que más trabajo sacaba fuera», explica Valle Portillo.

Sus compañeros lo miran y se ríen. La influencia de estas prácticas «abiertas a la comunidad», tal como figura en el proyecto, la describe Paco Pepe, otro de los alumnos, cuando le preguntan cómo resume las clases de cocina y todo lo que incluye este curso: «yo soy feliz». Este joven es para la monitora uno de los ejemplos más claros de superación de todos los que forman el grupo: «es una persona muy constante, a pesar de las dificultades físicas que padece, no para hasta que no consigue hacer lo que se propone». Es uno de los que más atención pone a cortar con el cuchillo los pimientos y champiñones que le han tocado en el reparto de ingredientes y lo hace con precisión.

Carmen María Regadera se mantiene callada, mira a sus compañeros y de vez en cuando sonríe. Sus profesoras dicen que es la responsable del diseño de todos los productos que venden para este proyecto solidario. A Luis, el cocinero, le trajeron el mes pasado unas chapas con logo y cargo de cada persona que trabaja en el Restaurante El Pulpejo. Pero realizan regalos personalizados para bodas, comuniones, graduaciones, cumpleaños y encargos de empresas.

Antes de empezar la clases, Luis Portillo explica al alumnado en qué consiste la receta.

Esta joven de 23 años ha hecho durante años prácticas en la Biblioteca de Alcalá de Guadaíra y «era la encargada de diseñar toda la cartelería». Cuando sus monitoras le pidieron que se presentase en el primer número de la revista que ya han editado, «Todos sumamos», además de su nombre y edad dijo: «Soy una chica con diversidad funcional. Me considero soñadora, creativa y luchadora. Me gusta dibujar, diseñar, la pintura, leer manda, ver Anime, la película de animación, escuchar música y viajar». Indicó que uno de sus sueños era viajar a Japón y deja claro que le gustaría vivir de la ilustración y el diseño.

Los jóvenes vienen de lunes a viernes a clases al Centro de Define de Arahal donde se forman en distintas materias teóricas y prácticas. «Que se inserten en el mercado laboral está siendo complicado, a pesar de que algunos ya han trabajado o hecho prácticas para empresas u organismos, pero otro salida es el autoempleo», explica Matilde Caraballo, psicóloga de este proyecto.

De momento, van dando pasos agigantados en el desarrollo de sus habilidades y reciben ofertas para hacer prácticas como la que los llevará a ser monitores en una Escuela de Verano que se organiza este año en Alcalá de Guadaíra. Hay asociaciones que les encargan el diseño de abanicos, chapas, abridores, cuadernos, agendas y todo tipo de regalos que los entregan con una delicada y elegante presentación porque cuidan hasta el más mínimo de los detalles.

En esto se emplea a fondo José Manuel García, otro de los jóvenes del grupo que está pendiente de todo lo que hacen sus compañeros. «Es meticuloso y protector con todos, suple sus carencias con su actitud, nunca pone mala cara», describe Marta Villegas, otra de las monitoras. La psicóloga explica que a todos se les da bien las tareas que contienen una mecánica de trabajo, porque son responsables y constantes.

Cada día avanzan en ese sentido, mientras comparten risas y se cuentan sus tardes y fines de semana, aprenden a ganarse la vida, a su ritmo pero sin dar un solo paso atrás.

Uno de los alumnos, preparado para meter la pizza en el horno.

Periodista. Directora y editora de aionsur.com desde 2012. Corresponsal Campiña y Sierra Sur de ABC y responsable de textos de pitagorasfotos.com

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