El padre del presunto asesino de Laura: «Pido perdón a su familia. Si mi hijo lo la hecho, que lo pague»

El padre del presunto asesino de Laura: «Pido perdón a su familia. Si mi hijo lo la hecho, que lo pague». “Pido perdón a la familia de Laura. Si mi hijo la ha matado, que lo pague”. Con ojos lacrimosos desde su casa en Cortegana (Huelva), Manuel Montoya ha dicho esta tarde a la periodista de Andalucía Directo en Canal Sur, Teresa Núñez.

Desde su modesta casa de la calle Santa de la localidad corteganera, Manuel no ha podido reprimir las lágrimas al hablar del presunto delito cometido con su hijo, al que vio por última vez el día que desapareció la joven: “Desde entonces no he vuelto a verlo y me he enterado por el parte -la televisión- de todo. Yo lo siento lo que ha hecho y le doy mi pésame a la familia”, ha dicho con mucha dificultad para expresarse.

“Lo que ha hecho no se puede hacer, si él lo ha hecho que lo pague, porque eso no se hace”, ha repetido este padre de nueve hijos, dos de los cuales han estado o están en la cárcel por asesinato, recordando la casualidad que hizo que Laura terminase viviendo en la casa que él mismo construyó, y frente a la que vivía su hijo, porque se la vendió él mismo a su propietaria hace tres años, ya que sus dos hijos en la cárcel no la necesitarían, y sí la pequeña casa donde vivía Bernardo desde que salió de la cárcel.

“Nunca habló de Laura”

En este punto, Manuel dice que su hijo nunca habló de Laura, para volver enseguida a pedir perdón a la familia de la joven; “Les acompaño en el sentimiento y si mi hijo lo ha hecho, que lo pague, es lo que tengo que decir”.

La hermana del detenido va más allá, y suelta una frase lapidaria en la comunidad gitana: “reniego de él”, para añadir que “no tenemos culpa de lo que ha hecho. Lo vi el miércoles, me fui a Sevilla con mi padre. No me lo quería creer, porque acababa de salir de la cárcel, pero se lo ha buscado él”

Manuel sigue viviendo en Cortegana, de donde quedó desterrado su hijo, por unos sucesos ocurridos hace 23 años, en los días previos a la Navidad de 1995.  El 13 de diciembre de ese año entró por la ventana de Cecilia Fernández Díaz, a la que asestó varias puñaladas con un machete de grandes dimensiones en la región dorsal y el cuello, que le seccionaron la carótida y la yugular, causándole la muerte, un crimen por el que dos años después fue declarado culpable y condenado a 20 años de prisión por el asesinato de la anciana.

Se ensañó con ella porque iba a declarar contra él en un juicio por lesiones, y el pasado octubre, tras acumular nuevas condenas, salió de la cárcel de Huelva, prisión a la que volvió el pasado viernes para tener un vis a vis con su pareja otra reclusa.

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Si los investigadores están en lo cierto, acudió a ver a su pareja y a tener relaciones con ella 48 horas después de desaparecer Laura, y con los primeros voluntarios buscando a la joven recién puesta la denuncia.

La autopsia ha dejado claro que Laura no murió el día que desapareció, sino entre el viernes y el sábado siguiente. Cada dato que se conoce sobre este tema es mas duro que el anterior.