La «moda» de los pinchazos y lo que hay detrás

Federico Pérez, experto en tratamiento de adicciones.

Tras más de 30 años en el mundo de las drogas, aún no dejo de sorprenderme. Es curioso cómo se transmiten las malas intenciones de un punto a otro de la geografía española.

En pocas semanas hechos como los que se vivieron en los sanfermines, ocurren en Mataró hace unas semanas y, ayer mismo, ocurrían en Valverde del Camino a más de 1.500 kilómetros de distancia.

Más rápido que el virus

Más rápido que el propio virus que nos ha tenido en cuarentena durante la pandemia. ¿Cómo es posible? Cabe recordar que este tipo de agresiones fueron detectadas hace meses en Francia, Bélgica y Reino Unido, con miles de casos denunciados, creando un nuevo alarmismo más peligroso que el de «la pastillita en la bebida».

Las intenciones son confusas, a pesar de lo previsible de los casos, y aunque me incline por la sumisión química -lo más evidente- convencido estoy de que salen a la palestra los ‘graciocillos’ de turno para hacer sus payasadas, poniendo en riesgo con posibles enfermedades a las víctimas y creando un pánico colectivo que afecta directamente, otra vez, a la mujer.

En este último mes he realizado unas 8 analíticas a chicas que supuestamente han sido «pinchadas», por suerte, sin resultados aparentes. Cierto es que los stick que solemos utilizar en nuestra entidad no son tan fiables como pruebas más concretas realizadas en los centros sanitarios, pero las 10 sustancias que manejamos, en todos los casos dieron positivo en THC y, dos de ellos en CoC, siendo dichas sustancias consumidas por las chicas. Las otras sustancias que se valoran: Anfetaminas, Benzodiacepinas, Metadona, Metanfetaminas, Opiáceos, Barbitúricos, MDMA y Ketamina, no fueron concluyentes y resultaron negativas.

Otras a considerar

Existen otras sustancias a considerar, e instamos a que se las realicen y pongan en manos de las autoridades los casos, como debería ser. Cerrando el tema: hace unos días vi uno de esos programas de investigación (no recuerdo cuál de ellos; me los trago todos) en el que se hablaba de las sustancias que se utilizaban para la sumisión química, y no daba crédito a la cantidad de información que se estaba proporcionando: ingredientes, corte de las sustancias, como se conseguían, método y aplicación de las mismas, efecto, temporalidad, etc.

A veces, la información pasa barreras convirtiéndose en cursos intensivos para delincuentes y violadores. Un amigo mío y mejor periodista, me comentaba hace un tiempo que su labor es la de informar, y aunque no era su tipo de periodismo el que os estoy comentando, apuntaba que no es responsabilidad del periodista lo que «dichos cuales» hacían con la información, algo que no comparto en temas como estos, y a mi entender, son negligentes. En fin, volvemos al miedo, y tener dos hijas incrementa dicha preocupación.

Espero que las autoridades competentes planifiquen con seriedad estrategias de seguridad que minimicen este impacto que sigue aumentando por todo el país.